Fuente: Francisco Ayén. De la crisis del Antiguo Régimen a la Revolución Francesa. En Slideshare: <http://www.slideshare.net/fjas30/de-la-crisis-del-antiguo-rgimen-a-la-revolucin-francesa-presentation?from_action=save>
Fuente: Francisco Ayén. De la crisis del Antiguo Régimen a la Revolución Francesa. En Slideshare: <http://www.slideshare.net/fjas30/de-la-crisis-del-antiguo-rgimen-a-la-revolucin-francesa-presentation?from_action=save>
«Parsifal», la última ópera de Wagner llega este sábado 2 de marzo al Luis Elizondo.
EN VIVO DESDE EL MET DE NUEVA YORK
Jonas Kaufmann protagoniza al inocente que encuentra la sabiduría en la nueva concepción escénica que François Girard brinda a la última obra maestra de Wagner. Sus compañeros en el escenario, todos reconocidos wagnerianos, son Katarina Dalayman como la misteriosa Kundry, Peter Mattei como el malherido Amfortas, Evgeny Nikitin como el malvado Klingsor, y René Pape como el noble caballero Gurnemanz. Dirige la gran orquesta del Met Daniele Gatti.
No te pierdas esta nueva producción de la casa de Ópera más famosa del mundo y sé parte de los cientos de miles de espectadores unidos en las transmisiones «En Vivo desde el Met de Nueva York».
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Richard Wagner y “Parsifal”, su última ópera
Dr. Fernando Treviño Lozano[1].
VIDA DEL AUTOR
Wilhem Richard Wagner, nació en Leipzig, Reino de Sajonia, el 22 de mayo de 1913 y murió en Venecia, Reino de Italia, el 13 de febrero de 1883. Conmemoramos pues durante este año, doscientos años de su nacimiento.
Fue, ante todo, un músico alemán de gran trascendencia, sobre todo por sus obras del género operístico; pero además se distinguió como poeta, dramaturgo, ensayista, crítico, pensador y activista político.
Vino al mundo como el noveno hijo del matrimonio de Carl Friedrich Wagner y de Johanna Paetz. Su padre falleció trágicamente seis meses después de su nacimiento. Su madre volvió a contraer nupcias el año siguiente con el actor y dramaturgo Ludwig Geyer. Fue precisamente de su padrastro que adquirió el gusto por el teatro.
Sus estudios musicales los inició en Leipzig entre 1828 y 1831. Fue durante estos años el los que obras como la Séptima y la Novena Sinfonías de Beethoven, así como la ópera “El Cazador Furtivo” de Carl María von Weber, causaron un fuerte y duradero impacto en el joven Wagner. De hecho, en su quehacer musical fue quien llevó el romanticismo temprano de compositores como los citados, a alturas insospechadas en las que la pasión y las emociones fueron el centro de gravedad de la música como arte. Además acuñó el concepto llamado “Gesamtkunswerk” u “obra de arte total”, en la que pretendía que se fusionaran todos los géneros artísticos en un solo momento y lugar. Así pues, sus óperas, más que seguir los patrones convencionales de la historia o de la época, pretendían sintetizar la música, la literatura, la danza y las artes visuales. Wagner las llamaba “Dramas Musicales”.
Durante su vida, el músico entró en contacto con la obra del filósofo alemán Arthur Schopenhauer, misma que tuvo una gran influencia en su pensamiento político y estético.
Sus ideas simpatizaban con el incipiente socialismo, así como con el antisemitismo. Fueron estos los factores que lo llevaron a cambiar frecuentemente de residencia, no solamente dentro de la aún no unificada Alemania, sino en países como Suiza y Francia. Adicionalmente, su situación financiera fue habitualmente muy precaria, por lo que era víctima constante de persecución por parte de sus acreedores. El compositor y pianista Franz Liszt, amigo de él y admirador de su obra, lo sacó frecuentemente de apuros financieros y lo ayudó en algunas de sus muchas huidas por acosamientos políticos o económicos.
A partir de 1864, Wagner entabló un fuerte lazo de amistad con el Rey Luis II de Baviera, apasionado admirador de la obra de Wagner, quien pagó sus cuantiosas deudas del momento y le construyó un teatro en la ciudad de Bayreuth. Esta obra arquitectónica fue concebida por el propio Wagner y acondicionada con todo lo necesario para representar sus óperas de la manera que él las había soñado. Hoy en día, aún se celebra anualmente en esa ciudad un festival con montaje de las obras del genial músico, mismo que es dirigido y administrado por sus descendientes.
Tres fueron las mujeres más importantes, sentimentalmente halando, en la vida del compositor. Su primera esposa Wihelmine (Minna) Planer, fue una actriz de quien Wagner se enamoró en 1834; contrajeron nupcias en 1836, pero el matrimonio terminó en divorcio en 1862. Años antes de este fatal desenlace, alrededor de 1852, el matrimonio Wagner estuvo viviendo en una finca que les prestaba el comerciante en sedas Otto Wesendonk, admirador ferviente del músico. Mathilde, esposa de Otto, era una poetisa con quien Wagner desarrolló un tórrido romance, aunque ninguno de los dos quería poner en riesgo sus respectivos matrimonios. La obra conocida como “Las Canciones Wesendonk” son musicalizaciones de cinco poemas que Mathilde le envió a Wagner “para que éste le diera su opinión”. Fue en esta época que el músico abandonó lo que estaba haciendo para trabajar en su magnífica ópera “Tristán e Isolda”, cuyo argumento gira en torno de un amor imposible. Una carta de Wagner a Mathilde fue interceptada por Minna en 1852 y esto puso punto final al episodio.
Concluido su romance con Mathilde y divorciado de Minna, Wagner comenzó una aventura amorosa con Cósima Liszt, hija de su amigo el pianista y esposa del director orquestal Hans von Büllow; una mujer 24 años menor que él, pero quien aún casada con von Bülow dio a luz a tres hijos de Wagner. Ante esta realidad, no quedó más remedio que el divorcio de Cósima, quien contrajo nupcias con Wagner en 1870. Ella fue su compañera hasta que el compositor falleció en 1883.
OBRAS OPERÍSTICAS
Como se mencionó anteriormente, Richard Wagner es casi exclusivamente recordado por su producción operística, ya sea como obras integrales o como fragmentos sinfónicos que aparecen en ellas, abarcando desde luego, las oberturas y preludios. Su primera ópera completa que llegó a escena fue “Las Hadas” de 1833. Le siguieron “La Prohibición de Amar” (1836); “Rienzi” (1840); “El Holandés Errante” (1841); “Tanhäuser” (1845); “Lohengrin” (1848); “Tristán e Isolda” (1859); “Los Maestros Cantores de Nuremberg” (1867); “El Anillo del Nibelungo” (1874) y “Parsifal” (1882).
Cabe hacer notar que “El Anillo del Nibelungo” es una tetralogía integrada por las siguientes obras; “El Oro del Rhin”, “La Valquiria” Sigfrido” y “El Ocaso de los Dioses”. Llevó a Wagner 26 años el componerla, ya que inició los primeros bocetos en 1848, pero no fue sino hasta 1874 que el ciclo completo pudo ser admirado por primera vez en Bayreuth. Esta magnífica y extraordinaria saga, no tiene parangón en la historia de la música.
OBRAS NO OPERÍSTICAS
La producción musical de Wagner suma más de cien obras, de lo que podemos deducir que además de sus óperas, existe una pléyade de composiciones que son prácticamente desconocidas o que se interpretan muy poco. Entre ellas, encontramos dos sinfonías, tres sonatas para piano, oberturas de concierto, piezas orquestales, cantatas, ciclos de canciones y arreglos de obras de otros compositores.
Sin embargo, su obra para la escena en forma de ópera es tan contundente y tuvo tal influencia en la música de su época y después de ella, que asegura a Richard Wagner un lugar privilegiado dentro del firmamento musical.
PARSIFAL
Al igual que lo que aconteció con el ciclo de “El Anillo”, Parsifal tuvo un largo período de gestación: veinticinco años. El argumento está basado en el poema épico Parzival de Wolfram von Eschenbach, mismo que narra episodios de la vida de este Caballero de la Mesa Redonda de la corte de Rey Arturo. A él le fue encomendada la búsqueda del Santo Grial, para sanar los males que aquejaban a la Corte y al pueblo en tiempo del citado rey. Como era su costumbre, Wagner mismo escribió el libreto, una laboriosa tarea que le llevó muchos años y adicionalmente, desde luego, la música.
Los primeros bocetos los comenzó a elaborar en 1857, pero no fue sino hasta 1882 que la obra fue estrenada en el teatro Festspielhaus de Bayreuth. Durante treinta años, esta casa de ópera tuvo el monopolio de las representaciones de esta ópera, respetando deseos del propio Wagner quien no consideraba a “Parsifal” como una ópera sino como una “ceremonia”. Incluso llegó a pedir que no se aplaudiera en los intermedios, ni al final e la ópera, para respetar su carecer místico. Esta costumbre se mantuvo por muchos años.
El argumento gira alrededor de la Lanza Sagrada que atravesó el costado de Cristo en la Cruz, así como del Santo Grial del cual existen dos versiones; una que dice que se trata del cáliz que Jesús utilizó en la última cena y otra, que narra cómo un ángel recogió en esta copa la sangre que brotó del costado de Cristo crucificado. En la ópera, se usa con la segunda connotación.
A diferencia de la mayoría de las óperas de Wagner, Parsifal no se desarrolla en torno a una historia de amor. La gran mayoría de los personajes son masculinos (Gurnemanz, Amfortas, Titurel y Kligsor) de voces graves y con partes musicales muy largas y extremadamente difíciles. El único papel femenino de importancia, la hechicera Kundry puede ser representada por una soprano o mezzo-soprano a quien la música le demanda profundas notas graves, así como poderosos agudos que hacen que sólo las más connotadas cantantes wagnerianas se atrevan a cantar. Parsifal, por su parte, es interpretado por un tenor heroico (de gran potencia vocal), cantando un papel largo y de gran intensidad, quien al final de la obra queda como guardián de la Lanza y del Grial. Adicionalmente, la ópera incluye pasajes corales masivos, interpretados por voces a las que frecuentemente se les demanda el utilizar todo el rango de sus respectivas tesituras. Finalmente, el compositor requiere de una orquesta reforzada, de grandes proporciones, especialmente en las secciones de cuerdas y metales, así como la inclusión de campanas.
Con esta creación impar, Wagner se despidió de la composición operística. A doscientos años de su nacimiento, no podemos más que admirar el trabajo de quien dedicó los mejores momentos de su vida a la creación de obras inmortales, que sin duda alguna enriquecen notablemente el patrimonio cultural da la humanidad.
[1] El autor es director del ciclo “En vivo desde el Met de Nueva York”.
Este texto fue publicado en El Norte, Monterrey, N.L., 23 de febrero de 2013, Sección Arte pág. 4 y una porción del mismo fue publicada en la revista electrónica del Campus Cultural del ITESM. Agradezco la gentileza del Dr. Treviño para reproducirlo en Gusto por la Historia.
Una Historia Jamás Contada se inaugura el miércoles 6 de marzo en el Museo del Noreste, MUNE, a las 19:00 horas. Habrá una charla con el legendario Mil Máscaras y los curadores de la exposición Christina Cymet y Orlando Jiménez.
La exposición reúne más de mil piezas entre máscaras, vestimenta, trofeos, juguetes y otros objetos que forman parte de la magia de este deporte espectáculo.
La apertura de la Sala será a las 20:00 horas y esperamos una considerable cantidad de luchadores que han confirmado su presencia en el espacio, por lo que auguramos que este sea un encuentro de múltiples generaciones de gladiadores del ring y un festejo para los amantes de la lucha libre.
Hasta este momento, en México no se había contado la historia de la lucha libre como se ha logrado a través de esta exposición. Este año también se celebra el 80 aniversario de haber sido reconocida como un deporte profesional..
En la sala las personas podrán tomar fotografías únicamente sin flash.
Barcelona: Serie Negra de RBA.2012
La verdad, se dice, es hija del tiempo.
Hace unas semanas, en las excavaciones en un estacionamiento en la ciudad de Leicester en Inglaterra, se encontraron los restos del último rey de la dinastía Plantagenet, Ricardo III (1483-85), acusado de haber asesinado a sus jóvenes sobrinos, hijos de su difunto hermano el rey Eduardo IV y considerado el mayor el legítimo heredero del trono. William Shakespeare, contemporáneo a la reina Elizabeth I, en 1592 llevó el crimen al escenario teatral, y por ello esa truculenta historia, una más de los testimonios de violencia en las sucesiones reales, llega hasta nuestros días.
La reconstrucción del rostro del rey, sin embargo, no aparenta ser la de un desalmado asesino, sino más bien la de un tipo bonachón que bien podría quedarse con sus sobrinos una tarde cualquiera.
En 1951 la novelista Josephine Tey, nombre de pluma de la escocesa Elizabeth Mackintosh, publicó la novela histórico-policíaca La hija del tiempo sobre un detective del Scotland Yard, Alan Grant, quien hospitalizado y en proceso de recuperación después de un grave accidente, muy aburrido por contemplar el techo de su habitación y ávido de encontrar un entretenimiento para pasar los largos días de tedio que le esperan, encuentra un motivo para aplicar sus habilidades investigativas al recibir una postal de Ricardo III tomada de la colección pictórica de la Galería Nacional. Su objetivo será demostrar si ese rey fue efectivamente el monstruo que cometió el abominable crimen. Los esqueletos de dos jovencitos, los llamados príncipes de la Torre de Londres, fueron localizados en 1674, enterrados en una escalinata y se considera que eran los hijos de Eduardo IV.
Con ayuda de un joven investigador norteamericano quien puede hacer la búsqueda bibliográfica y la consulta de fuentes primarias en el Museo Británico, Grant empieza a preguntarse las cuestiones fundamentales del quehacer historiográfico: ¿qué tan fidedignos son los testimonios de un acontecimiento? ¿cómo se construye la “verdad” histórica?¿cómo se vivió el hecho por aquellos contemporáneos a lo sucedido? ¿coinciden las versiones con la historia “oficial”? ¿a quién beneficia esa “verdad”?
Esta novela, además de muy entretenida y con un tema que hoy vuelve a ser actualidad, es prácticamente un manual de metodología de la investigación histórica. El oficio de historiador tiene mucho en común con el trabajo del detective: seguir las pistas, cuestionarse sobre su validez, entender el trasfondo de la información, contrastar la versión oficializada con otras interpretaciones, reconstruir el contexto y el hecho. Y en las universidades británicas, se utiliza para ejemplificar que mucho de la narrativa historiográfica es un asunto de interpretación.
La hija del tiempo está considerada como una de las mejores novelas policíacas de todos los tiempos y fue nuevamente publicada en el 2012. Con los hallazgos de Leicester será nuevamente un éxito.
Por cierto, la desaparición de los últimos herederos al trono de la dinastía Plantagenet benefició a Enrique Tudor quien fue coronado rey de Inglaterra en 1485. Éste fue el padre de Enrique VIII y abuelo de Elizabeth I.
Los rostros de Madero.
Félix Barrón
El Norte, Monterrey, N.L., 22 de febrero 2013. Sección Vida pág. 19.
Hoy, a 100 años de su muerte, expertos reconocen al liberal y espiritista como el demócrata más distinguido de la historia de México.
Fue en San Pedro de las Colonias, un pequeño poblado de Coahuila, donde Francisco I. Madero escribió en diciembre de 1908 La Sucesión Presidencial en 1910, libro plagado de ideas democráticas que impulsó la Revolución y el fin de la dictadura porfiriana.
Hoy se cumplen 100 años de la muerte, el 22 de febrero de 1913, del llamado Apóstol de la Democracia.
Asesinado al final de la Decena Trágica, como se le conoce al golpe de Estado que derrumbó su breve gobierno iniciado en 1911, Madero fue el demócrata más distinguido que ha tenido la historia de México, señalan especialistas.
Recordarlo sólo por el trágico episodio de su muerte sería impreciso, aseguran, ya que fue un personaje de múltiples facetas: liberal, masón, espiritista, católico, vegetariano y hasta mercadólogo, pero sobre todo un ciudadano que luchó por el bien del País.
LAS FACETAS DE MADERO
Francisco Ignacio Madero González nació en Parras, Coahuila, el 30 de octubre de 1873. De familia acaudalada, tuvo 13 hermanos, de los cuales Gustavo lo acompañó en la lucha democrática.
En su juventud estudió en Estados Unidos y en Francia.
«Fue un personaje que podemos conocer a fondo a través de su profunda correspondencia epistolar. Escribió desde muy pequeño, era un niño tímido, introspectivo», expresa el escritor Manuel Guerra, autor de Los Madero. La Saga Liberal.
El Prócer de la Democracia, como también es conocido, tenía una profunda vocación espiritual, una de sus facetas más debatidas.
Su actividad de médium escribiente está documentada en textos dictados por espíritus, supuestamente de su hermano Raúl, fallecido de niño, y de José, personaje no identificado, indica Guerra.
Sin embargo, no se puede considerar que fue esa comunicación espiritista el detonante de su lucha.
«Lo liberal lo traía de la vieja Europa y de Estados Unidos», aclara.
«Los espíritus digamos que a través de un acto de autoconciencia efectivamente le iban diciendo cómo hacer La Sucesión Presidencial, pero no fanáticamente como se ha dicho», indica.
«Le gustaba lo que tenía que ver con el espiritualismo, pero no es la justificación histórica para que Madero se haya levantado en armas», dice.
Josefina Mac Gregor, investigadora del Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, coincide.
«La gente busca un solo enfoque, la idea de que era espiritista, pero era un hombre complejo, abierto, con muchas posiciones. Fuera de su tiempo, tratando de incorporar pensamientos de otras partes. Además era vegetariano, masón, católico y liberal», señala Mac Gregor.
Madero también fue un gran mercadólogo, al utilizar medios de la época, como el telégrafo y los ferrocarriles, y fue el primero en crear un jingle (anuncio cantado) propagandístico, añade Guerra.
«Era además un versado en la homeopatía y un gran altruista».
PROPUESTA DE LIBERTAD
La propuesta democratizadora de Madero es un modelo a seguir.
«Es muy importante, de respeto y apego a la ley», indica Mac Gregor.
Como parte de su propuesta, en 1909, Madero funda el Partido Nacional Antirreeleccionista, y en 1910 lanza el Plan de San Luis, un llamado a las armas que terminó con el mandato de Díaz en 1911, año en que Madero toma la Presidencia.
«Fue el primero en la historia en atreverse a luchar contra la dictadura, con sus fondos y yendo en contra de su propia familia. Madero es el demócrata más distinguido que haya tenido nuestra historia», menciona Guerra.
Aunque al principio se le consideró como un ingenuo, el tiempo le ha dado la razón, señaló la directora del Archivo General de la Nación, Aurora Gómez Galvarriato, en un artículo publicado ayer en el periódico Reforma.
«A la luz de esta nueva época, resulta un personaje mucho más atractivo, porque defiende la libertad de prensa, la democracia, el imperio de la ley.
«Este nuevo vistazo a su vida nos hace dar cuenta de que tenemos que defender el IFE, el IFAI, logros que han tomado mucho tiempo», comento Gómez Galvarriato.
Su movimiento de libertad, menciona el historiador local Carlos González, logró despertar las conciencias de los mexicanos.
«Provocó que se hicieran cambios, sobre todo en la sociedad desprotegida. Ha sido un proceso lento que no ha terminado», considera González.
El también presidente del Colegio de Cronistas e Historiadores de Nuevo León Israel Cavazos Garza dará hoy un discurso en la conmemoración del centenario de Madero en la estatua ubicada en la Calle Zaragoza, a las 9:00 horas.
También, como parte del aniversario, abre hoy en el AGN, en la Ciudad de México, la muestra «Un siglo sin Madero» con 200 documentos, cartas y fotografías, entre ellos el expediente judicial de su muerte, suceso del cual no existen imágenes debido a la «censura» que impuso Victoriano Huerta, quien lo traicionó por el poder.
«Hay que ver a Madero con todas sus virtudes y sus errores, pero cuando se observan ambos, te darás cuenta que la democracia no depende de un partido, ni de un Presidente, ni de un caudillo y tampoco es ir las urnas. La democracia depende de todos los mexicanos, todos los días, en los detalles más sencillos», expresa Guerra.
Cómo se pierden las democracias
Enrique Krauze
El Norte, Monterrey N.L., 17 de febrero 2013. Pág.
Desde los griegos hasta nuestro tiempo las democracias se pierden por dos vías sucesivas: la demagogia y la fuerza. Los latinoamericanos tenemos muy presente cómo operan los golpes de Estado, pero entendemos menos el efecto disolutivo que tiene la corrupción de la palabra (la mentira, la propaganda, el discurso del odio, la demagogia) en la vida ciudadana
En muchos casos, el poder de la palabra es más letal que el de las armas.La demagogia mató a la democracia en las ciudades griegas y preparó el derrumbe de la República de Weimar. Y en México, hace exactamente 100 años, el discurso del escarnio, esparcido por un sector influyente de la prensa, desalentó y desorientó al ciudadano, y creó el escenario del magnicidio.
El 22 de febrero de 1913, muchos mexicanos presenciaron con pasividad el cobarde asesinato de Francisco I. Madero, presidente electo 15 meses antes por el voto popular. Los responsables individuales tienen nombre y apellido: el Embajador yanqui que tramó el golpe (Henry Lane Wilson); los Generales Victoriano Huerta, Félix Díaz, Bernardo Reyes, Manuel Mondragón, Aureliano Blanquet; los empresarios Íñigo Noriega e Ignacio de la Torre (entre otros).
Los responsables colectivos también son conocidos: la aristocracia porfirista; los Senadores (con la excepción de Belisario Domínguez); buena parte de los Diputados (con excepción del «Bloque Renovador», incluido Serapio Rendón); el Poder Judicial (que el mismo 22 de febrero ofreció al usurpador «sus sinceras congratulaciones»); casi todos los Gobernadores (a excepción de Carranza, Maytorena y Pesqueira, que se levantaron contra Huerta).
Indirectamente también, los caudillos revolucionarios que permanecían alzados en armas (en particular Emiliano Zapata) contribuyeron a la tragedia. Es cierto que Madero no hubiera consentido en un reparto inmediato de la tierra, pero su Gobierno estudiaba seriamente una reforma agraria. La Iglesia jugó un papel ambiguo con el Presidente que había sacado al Partido Católico del ostracismo. Y, salvo honrosas excepciones (Vasconcelos, señaladamente), los intelectuales se integraron al Gabinete de Huerta.
Pero las cosas no hubieran llegado a ese extremo sin el papel corrosivo de la prensa. Hace 100 años, cuando no existían los medios electrónicos, la prensa era el único vehículo de discusión pública. La gente se orientaba por los dichos, las opiniones y las imágenes de la prensa. Y esa prensa, que a todo lo largo del régimen porfiriano había sufrido el acoso sistemático a la libertad de expresión, «mordía la mano de quien le quitó el bozal» (la frase terrible fue de Gustavo A. Madero).
Pocas veces se ha vejado a un Presidente como en tiempos de Madero. Algunos de los más célebres caricaturistas (como el «Chango» García Cabral y hasta nuestro inmenso José Clemente Orozco) contribuyeron al festín. La situación fue tan extrema que el 23 de enero de 1913 el Bloque Liberal Renovador envió a Madero un «Memorial» en el que le sugería limitar la libertad de expresión:
“La prensa lleva a cabo su obra pérfida, antidemocrática y liberticida, a vista y paciencia del gobierno de la Revolución. El gobierno se ha cruzado de brazos… El gobierno, en nombre de la Ley, pero faltando a ella, se deja escarnecer, se deja befar, se deja afrentar… Hay tribunales de la Federación y en los Estados, hay Códigos Penales, hay Ministerio de justicia. Y a vista y paciencia de todos esos funcionarios, guardianes de la Ley, todos los días, a todas horas, en todas partes, en toda la República, se alza un coro de dicterios, de oprobios, de denuestos, de ultrajes, de desprecios, de gritos de subversión, de clamores de rebeldía, y el pueblo, y todas las clases sociales, reciben ya, alentados por una impunidad suicida, con aquiescencia, hasta con júbilo, todo lo que se dice en forma injuriante y despectiva contra el gobierno de la Legalidad».
La «Memorial» sugería «suprimir, por los medios legales… la prensa de escándalo». Con ello «el gobierno sería respetado y temido, se haría la paz en los espíritus y la pacificación del país se aceleraría considerablemente». Pero Madero se rehusó a limitar la libertad de expresión. Así como había instaurado por primera vez en México la libertad sindical, se proponía respetar todas las libertades. Madero entendía bien el peligro de muerte que corría, y lo enfrentó como un héroe antiguo, con estoicismo republicano. En septiembre de 1912 dijo:
«Si un gobierno tal como el mío… no es capaz de durar en México… deberíamos deducir que el pueblo mexicano no está preparado para la democracia y que necesitamos un nuevo dictador…».
Tenía razón. Casi toda la prensa justificó y festejó el asesinato. Y México tardó más de 80 años en reabrir la alternativa democrática.
Las lecciones de aquel episodio son claras y vigentes: para preservar la democracia debemos cuidar la palabra pública. La democracia no es sólo cuestión de votos, sino de convivencia civilizada, y esa convivencia se finca en el respeto a la palabra.
Todo aquel que tiene voz pública (el político, el periodista, el comunicador, el intelectual) debe saber que sus palabras nunca son impunes porque se traducen en los hechos. Las palabras torcidas (la mentira, la distorsión, la descalificación, el denuesto) conducen a la alienación colectiva, a la irrealidad, al cinismo, a la incredulidad. Y las palabras de odio, tarde o temprano, terminan por desembocar en la violencia. Si no podemos (sabemos, queremos) usar la palabra apelando a la razón, los mexicanos «deberemos deducir» nuestra impreparación para la democracia.
Madero Muerto
Sergio Sarmiento
El Norte, Monterrey, N.L., 22 de febrero 2013. Primera sección, pág. 6
“Como político he cometido dos graves errores que son los que han causado mi caída: haber querido contentar a todos y no haber sabido confiar en mis verdaderos amigos».
Francisco Madero
Hoy hace 100 años murió el Presidente Francisco Ygnacio Madero. Fue asesinado, junto con el Vicepresidente José María Pino Suárez, a un lado del Palacio de Lecumberri, presumiblemente por órdenes del golpista Victoriano Huerta.
Mucho se ha contado la traición de personajes como Bernardo Reyes, Félix Díaz y el Embajador estadounidense Henry Lane Wilson. Pero el debilitamiento del Gobierno de Madero, el cual facilitó y justificó el golpe en su contra, se debió también al acoso de unos periódicos que «muerden la mano que les quitó el bozal» (Gustavo A. Madero) y a las revueltas de Emiliano Zapata y otros, revolucionarios y porfiristas. Las propias indecisiones de Madero pesaron también de manera decisiva en el desenlace trágico de su Gobierno.
Madero derrocó a Porfirio Díaz con una revolución rápida e incruenta. Después de algunas escaramuzas, las tropas de Pascual Orozco y Pancho Villa tomaron con facilidad Ciudad Juárez el 10 de mayo de 1911 a pesar de que el propio Madero se había resistido a esta acción. Porfirio Díaz renunció el 25 de mayo no porque estuviera derrotado, sino porque no quiso ser pretexto para una guerra. Durante un breve interinato, Madero fue electo Presidente de México el 15 de octubre de 1911. Obtuvo el 99.7 de apoyo en un sistema de votación indirecta y restringida en el que sufragaron 20 mil 145 ciudadanos de una población de más de 15 millones.
Madero fue uno de los Presidentes más jóvenes de México. Asumió el poder a los 38 años, el 6 de noviembre de 1911, y lo ejerció solamente 15 meses. Cuando lo mataron, el 22 de febrero de 1913, tenía 39 años.
El Gobierno de Madero nunca contó con tranquilidad. El General Bernardo Reyes proclamó su Plan de la Soledad (por Soledad, Tamaulipas) el 16 de noviembre de 1911. Emiliano Zapata lanzó su Plan de Ayala el 25 de noviembre y desconoció a Madero como Presidente. Pascual Orozco se levantó el 25 de marzo de 1912 con el llamado Plan de la Empacadora. Félix Díaz, General Brigadier en retiro y sobrino de Porfirio Díaz, inició una revuelta el 16 de octubre de 1912.
Las duras críticas e hirientes caricaturas que la prensa le dirigía a Madero, a quien consideraban débil y extraño (era espiritista), abonaron el terreno para la Decena Trágica. Ésta empezó el 9 de febrero de 1913 y llevó a la captura de Madero el 18 de febrero, a su renuncia forzada y a su asesinato. Hoy Madero es el «mártir de la democracia», pero en febrero de 1913 era al parecer un Presidente impopular.
El golpe contra Madero llevó a Victoriano Huerta a la Presidencia, pero los demonios ya estaban sueltos. Una nueva revolución surgió en su contra. Ésta sí fue sangrienta y prolongada y destruyó buena parte de la economía del País. Se dice que un millón de personas murieron en esta segunda revolución, aunque la enorme mayoría falleció por enfermedad y en especial por una pandemia de gripe española (influenza A H1N1) que mató a entre 50 y 100 millones de personas en el mundo.
La Presidencia de Madero fue tan breve, y tan concentrada en combatir revueltas, que es difícil juzgarla. No sabemos realmente qué tan buen o mal gobernante habría sido. Lo que sabemos es que trató de ser conciliador en un tiempo de intolerancias.
Sonia Sierra. Abusos de la caricatura en la Decena Trágica y la Revolución. El Universal.mx Sección Cultura, 11 de febrero de 2013
Fuente: Lucía Mateos. La independencia de los Estados Unidos en Slideshare: <http://www.slideshare.net/LuciaMateos/la-independencia-de-los-estados-unidos>
El Instituto Weizmann de Ciencias ofrece becas a estudiantes mexicanos.
Como cada año, la Asociación Mexicana de Amigos del Instituto Weizmann de Ciencias A.C. abrió la convocatoria para participar en el concurso de selección de los cuatro candidatos mexicanos que asistirán al 45º Campamento Internacional de Ciencias “Dr. Bessie F. Lawrence”, del Instituto Weizmann de Ciencias de Rehovot, Israel.
El campamento, que se llevará a cabo del 1º al 31 de julio del 2013, está enfocado para estudiantes del último año de preparatoria que cuenten con un alto nivel académico motivado hacia la ciencia y con pretensiones de seguir una carrera de investigación científica.
Los requisitos para participar en el concurso son:
1) Cursar el último año de Preparatoria.
2) Contar con un promedio mínimo de 90 y presentar constancia de calificaciones.
3) Demostrar especial interés en Física, Matemáticas, Ciencias Biológicas, Química o en Ciencias de la Computación.
4) Presentar una carta de recomendación personal del director del plantel y de dos maestros, que fundamenten la candidatura del solicitante, así como historial académico.
5) Acompañar la documentación con una fotografía tamaño credencial.
6) Describir en una cuartilla las motivaciones para participar en el Campamento Científico de verano y sus inclinaciones por la ciencia.
7) Dominar el idioma inglés.
8) El proceso de selección contempla la posibilidad de una entrevista en la ciudad de México.
9) Enviar la documentación a Av. de las Fuentes 35-206, Col. Tecamachalco, Estado de México, C.P. 53950, por correo certificado con acuse de recibo, o entregarla personalmente en las oficinas, indicando claramente su dirección y teléfono, también si es posible fax y correo electrónico.
La fecha límite para la recepción de documentos es el 8 de marzo del 2013.
La decisión del jurado será irrevocable y se dará a conocer el 16 de abril del 2013. El jurado se reserva el derecho de declara vacantes las participaciones si los candidatos no reúnen los requisitos.