El nacimiento de la democracia.

Como parte de la tradición de Occidente en la que estamos inmersos, hemos aprendido que las democracias contemporáneas proceden de los modelos grecolatinos, especialmente de Atenas y de la república romana. Recordando nuestros años escolares, desde las clases de historia y civismo en primaria estudiamos que los griegos, son los padres de esta forma de gobierno.

Sin embargo, podemos preguntarnos si nuestras nociones de vida democrática y participación ciudadana son las mismas que hace 2, 500 años.

En Grecia, entre los siglos VI y V A.C. empezó a desarrollarse la noción de democracia entendida como el gobierno del pueblo. En esta concepción, sin embargo, los derechos ciudadanos estaban restringidos únicamente a los hombres atenienses, excluyendo a las mujeres, a los esclavos y a los extranjeros.

Para ser ciudadano eran necesarias dos condiciones: la primera era tener más de 18 años, aunque como los jóvenes cumplían con un servicio militar obligatorio de dos años, en realidad empezaban a participar en la vida política de la ciudad a los 20. La segunda era ser hijo de padre y madre atenienses.

La democracia griega se caracterizó por estar conformada por una Asamblea que era el centro del poder ejecutivo, legislativo y judicial. En la toma de decisiones de la Asamblea participaban todos los ciudadanos a los que se convocaba alrededor de 40 veces al año. La Asamblea tomaba decisiones sobre leyes, economía, relaciones exteriores y el orden público. La asignación de puestos ejecutivos era por sorteo y no por elección, excepto los mandos militares, los participantes en el Consejo de los Quinientos y algunos funcionarios públicos.

El Consejo de los Quinientos estaba formado por cincuenta representantes de cada una de las 10 tribus originales que conformaba el Ática y todo hombre libre  podía formar parte. En cierta manera, este Consejo es un antecedente del sistema parlamentario moderno. Los ciudadanos elegidos debían dedicar un año entero al servicio del Estado, abandonando sus asuntos privados y recibiendo una remuneración más bien simbólica. La ley prohibía que un ateniense participara en el Consejo más de dos veces en su vida y como eran necesarios 500 miembros cada año y el número de ciudadanos era aproximadamente de 40.000, cualquier ateniense que lo deseara tenía muchas posibilidades de formar parte del Consejo.

Por otra parte, para la impartición de justicia existieron tribunales populares. Estos se rigieron por los conceptos de igualdad entre los ciudadanos y un modelo basado en el orden jurídico propio de la ciudad. Los tribunales legitimaron su actuación aduciendo que lo hacían conforme la voluntad popular y no por decreto divino, concepto muy novedoso en su momento, pues en las culturas que les fueron contemporáneas todo poder ejercido por reyes y sacerdotes emanaba de los dioses y los habitantes tenían que acatar la voluntad de las deidades.

Por supuesto que la construcción del modelo democrático griego no fue instantáneo, sino producto de sus circunstancias. En tanto Esparta tuvo un régimen militarista y los enemigos persas una monarquía, desde los relatos de la guerra de Troya, que históricamente se ubica alrededor del siglo XIII A.C., se empezó a dar importancia al comportamiento heroico y al buen nombre de un individuo, es decir, un reconocimiento a los méritos personales.

Sin embargo, tomaría casi setecientos años de gobiernos aristocráticos, monárquicos o tiránicos para que durante los años de las guerras contra los persas Solón reformara a la sociedad ateniense. Toda la población participó en el esfuerzo bélico y después de la victoria definitiva se consolidó la noción de democracia, es decir, un gobierno conformado por los ciudadanos atenienses, ricos o pobres, aristócratas o campesinos.

La oración fúnebre de Pericles define lo que fue la democracia en Atenas:

“ Tenemos un régimen político que no emula las leyes de otros pueblos y más que imitadores de los demás somos un modelo a seguir. Su nombre, debido a que el gobierno no depende de unos pocos sino de la mayoría, es democracia. En lo que concierne a los asuntos privados, la igualdad, conforme a nuestras leyes, alcanza a todo el mundo, mientras que en la elección de los cargos públicos, no anteponemos las razones de clase al mérito personal, conforme al prestigio de que goza cada ciudadano en su actividad; y tampoco nadie en razón de su pobreza, encuentra obstáculos, debido a la oscuridad de su condición social si está en condiciones de prestar un servicio a la ciudad».


Berenjenas

Según se cuenta en el Cercano Oriente, la mujer que supiera preparar las berenjenas de 100 maneras distintas sería la digna esposa de un sultán. Si sólo tuviera 50 recetas se casaría con un emir y si tan sólo las cocinara de 10 formas conseguiría un marido pobre y sin prestigio.

De origen asiático, la berenjena fue introducida a Occidente por los árabes que conquistaron España. Desde finales de la Edad Media se convirtió en un alimento característico de la gastronomía mediterránea y en todos los países de la región existe algún platillo nacional que la contiente -la caponata en Italia, el espencat en España, la mousaka griega. Tan apreciada es en Turquía que se cuenta que el nombre  del plato más popular elaborado con esta verdura, las berenjenas a la Imam Bayildi recibieron este apelativo cuando el imam se desmayó de emoción al probar el manjar. En la Provenza francesa el ratatouille es el guiso que las contiene como ingrediente principal.

Es muy importante salar las berenjenas antes de prepararlas por lo que se recomienda rebanarlas y dejarlas reposar con sal al menos 30 minutos y luego enjuagar. No se comen crudas.

Ratatouille

Ingredientes

3 berenjas cortadas en cuadritos.

1 cebolla picada

1 diente de ajo picado

aceitunas negras al gusto

1 pimiento morrón rojo en tiras

3 calabacitas en rebanadas

3 jitomates en cuadritos

(Opcional: hongos partidos en cuartos)

aceite de oliva

orégano

albahaca fresca picada

pimienta negra recién molida

Manera de hacerse:

En dos cucharaditas de aceite de oliva sancochar la cebolla y el ajo. Agregar las aceitunas, el pimiento, las calabacitas, los hongos, el  jitomate y las berenjenas y sazonar con sal, pimienta, orégano y albahaca.  Tapar.

Dejar cocer a fuego lento 45 minutos, destapar y dejar 15 minutos más. Verificar la sazón.

Se puede servir el ratatouille sobre fetuccini cocido o como relleno de crepas, cubriendo con un poco de crema y queso rallado para gratinar.

 

Berenjenas rostizadas

Para esta receta es necesario rostizar las berenjenas, lo que se puede hacer en un asador con carbón, pero también sobre la estufa en un comal o en el horno a 400 grados centígrados sobre una charola galletera engrasada con aceite de oliva volteándolas para que se doren por ambos lados.

Las berenjenas deben ser pequeñas y livianas, calculando media por persona . Se cortan a lo largo y se le hacen cortes cuadriculados sin llegar a la piel, espolvoreando sal y dejando reposar al menos media hora para quitar el amargor. Se enjuagan y se secan. Si sólo consigue grandes deberá cortarlas en rebanadas gruesas  y no le debe hacer los cortes.

Se les unta aceite de oliva y se sazonan con sal y pimienta y se rostizan por 15 minutos, volteándolas para dorar la piel y cuidando que no se chamusquen.

Para servir se espolvorean con queso feta, perejil picado fino y con esta vinagreta:

2-3 cucharadas de aceite de oliva extra virgen

1 cucharada de vinagre de vino tinto

1/4 cucharadita de chile seco (como el que se usa en las pizzas)

2 dientes de ajo picados fino (si quiere un sabor más suave, coloque los ajos con piel en papel aluminio, rociélos con un poco de aceite de oliva y hornee por 30 minutos cuidando que no se quemen. Se exprimen los ajos sobre el aderezo).

Mezclar todos los ingredientes.

Las berenjenas se pueden servir acompañadas de aceitunas kalamata tanto como principio como acompañamiento.