Próximos cursos otoño 2015

La civilización islámica

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Horario:  Martes de 10:30 a 12 horas.

Lugar: Instituto Mexicano de Ejecutivos en Finanza

Fecha de inicio: 11 de agosto 2015.

Informes: 8363-0109

 

Un viaje por México.

Módulo 2: El esplendor maya

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Horario: Miércoles de 11:30 a 13 horas.

Lugar: Fundación Educativa San José: Aula Juan XXIII.

Fecha de inicio: 12 de agosto 2015.

Informes: 8401-5500

Con opción  de  participar en un viaje de estudios  a Villahermosa, Palenque y Bonampak.

 

Europa siglo XX: El final de la Guerra Fría y los retos contemporáneos.

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Horario: Jueves de 16:30 a 18 horas.

Lugar: Fundación Educativa San José: Aula Juan XXIII.

Fecha de inicio: 13 de agosto 2015.

Informes: 8401-5500

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Arte y Sociedad en la historia de México

Para comprender el presente y tratar de esbozar el futuro, es necesario conocer nuestro pasado, por lo que este curso abordará desde los contextos político, económico, social, religioso y cultural cada uno de los períodos de la historia de México: Prehispánico, Colonial, Siglo XIX y Siglo XX.

Será impartido por cuatro especialistas en historia de México.

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Hoy es historia: Página negra

Ana Portnoy

El Norte, Monterrey N.L., a  18 de mayo 2015. Sección Vida, pág. 9.

Desde 1876 el gobierno porfiriano promovió la inmigración china a México, considerada una fuerza de trabajo laboriosa y barata, para desarrollar sobre todo las costas del Pacífico. Entre 1902 y 1910 llegaron 30,000 chinos que trabajaron en la construcción de vías férreas, en minas y haciendas, inclusive las henequeneras en Yucatán. Frugales y ahorrativos, paulatinamente dejaron los trabajos originales y se dedicaron al cultivo de hortalizas, a la fabricación de ropa y de calzado, convirtiéndose muchos en exitosos empresarios, provocando el encono de sus competidores.

De motor de progreso económico, con la supuesta ciencia racial derivada del darwinismo social –superioridad de unas razas e inferioridad de otras- se empezó a ver a la inmigración asiática como un elemento pernicioso. La campaña en su contra iniciada desde 1906 estalló violentamente con la Revolución.

El 15 de mayo de 1911 al tomar Torreón, las tropas maderistas atacaron a los habitantes chinos, despojándolos de dinero, monturas y herramientas, asaltando el banco Wah Yick y asesinando a todos sus empleados. En la masacre murieron 303 chinos. Delfino Ríos, testigo presencial, anotó: “Las calles… estaban cubiertas de cadáveres… La consternación en que quedó la ciudad es indescriptible, no hay palabras con que expresarla”. La violencia se extendió a otras ciudades, incluyendo Monterrey.

La construcción de la identidad mexicana posrevolucionaria exaltó al glorioso pasado indígena y a la raza de bronce como la síntesis cósmica que construiría una nueva civilización. La xenofobia antichina acusó a los chinos de toda clase de vicios y perversiones, supuestos portadores de “asquerosas y milenarias enfermedades”, siendo obligación de los mexicanos patriotas “sanear al país de ese grave peligro” que supuestamente corrompía al organismo de la raza mexicana. De la marginación y persecución no se salvaron siquiera los que tenían la nacionalidad mexicana.

A pesar de las violaciones a las garantías individuales constitucionales, la campaña en su contra fue fomentada por los mismos gobiernos locales y estatales especialmente en Sonora y Sinaloa, con total indiferencia del gobierno federal y del Congreso de la Unión. En 1923 se aprobó la legislación que prohibió el matrimonio de chinos con mexicanas, aumentó la discriminación y la agresión física, obligando en muchos poblados a su segregación física en barrios alejados. El objetivo era expulsarlos definitivamente del país, ya fuera repatriándolos a China u obligándolos a cruzar la frontera con Estados Unidos. Muchos huyeron del país.

Éste es uno de los episodios más vergonzante y menos conocidos en México, una página negra de nuestra historia.

Hoy es historia: De armas tomar

Ana Portnoy

El Norte, Monterrey, N.L., 18 de noviembre 2014. Sección Vida,  pág. 13. 

  De la participación de la mujer en la Revolución Mexicana, pensamos solo en las “adelitas” y las soldaderas, aunque también hubo intelectuales, periodistas y maestras de las que los estudios de género, como el de Francesca Gargallo[1], han recuperado sus historias así como los medios que difundieron sus ideas desde el Porfiriato: “Las Violetas del Anáhuac” promovió el sufragio y la educación femenina, en tanto que exigencias de igualdad de derechos para las mujeres se publicaron en “El Album de la mujer”, “La Mujer Mexicana” y “El Hogar mexicano”.

  A pesar de los valores porfirianos que restringían a las mujeres al hogar, al matrimonio y la maternidad, las primeras profesionistas ejercieron la medicina -Matilde Montoya, Guadalupe Sánchez, Columba Rivera y Soledad Régules- y la abogacía -María Asunción Sandoval de Zarco y Josefina Arce-. Otras fueron periodistas, como Andrea Villarreal quien colaboró con el diario magonista “Regeneración” y fundó “La Mujer Moderna”, órgano del “Club Liberal Leona Vicario”, mientras Juana Belén Gutiérrez de Mendoza publicó vehementes artículos contra la dictadura en “Vesper”.

  Iniciando la revolución, la conciencia de la explotación femenina hizo que muchas apoyaran la causa maderista reclamando democracia, libertad, equidad y derechos políticos. La poeta Dolores Jiménez y Muro redactó el Prólogo al Plan de Ayala de Zapata y Hermila Galindo, secretaria y asesora política de Venustiano Carranza, propuso en el Congreso Constituyente de 1916 otorgar el voto a la mujer.

  En los años de la guerra civil miles de mujeres se ocuparon de la producción agrícola, del comercio y del sostenimiento de sus familias, resolviendo las necesidades de los soldados de todos los bandos. Al reconocer su propia capacidad económica, política e inclusive militar, muchas demandas se radicalizaron. Ochenta mujeres participaron en 1916 en dos Congresos Feministas en Yucatán proponiendo el derecho femenino a la educación laica y de fácil acceso, al trabajo y a la plena ciudadanía así como equidad en todos los ámbitos. Se declaró que “la mujer del porvenir [puede] desempeñar cualquier cargo público… pues no habiendo diferencia alguna entre su estado intelectual y el del hombre, es tan capaz como éste de ser elemento dirigente de la sociedad”.

  Sin embargo, la Constitución de 1917 no concedió derechos políticos a las mujeres al considerar los constituyentes que éstas, restringidas al hogar y a la familia, no tenían la conciencia política necesaria para no dejarse manipular por sacerdotes y conservadores. Tuvieron que transcurrir 36 años para que se otorgara durante el gobierno de Ruiz Cortines el derecho al voto a las mexicanas.

[1] “Las mujeres en la Revolución Mexicana, un acercamiento a una participación que no se estudia”.<http://francescagargallo.wordpress.com/ensayos/feminismo/feminismo-filosofia/las-mujeres-en-la-revolucion-mexicana-un-acercamiento-a-una-participacion-que-no-se-estudia/&gt;

Hoy es historia: México y la Primera Guerra Mundial.

Ana Portnoy

El Norte, Monterrey, N.L., 4 de agosto 2014. Sección Vida. Pág. 11.

El 4 de agosto de 1914 estalló la Gran Guerra, siendo la primera conflagración mundial y total de la historia pues participaron países de los 5 continentes poniendo al servicio de la contienda todos sus recursos. En México el tirano Victoriano Huerta ya había abandonado el país y empezaba la lucha entre las facciones revolucionarias: Venustiano Carranza contra Emiliano Zapata y Francisco Villa.

Cuatro meses después que Estados Unidos reconociera al gobierno de Carranza a finales de 1915, Villa atacó una guarnición militar en Columbus, Nuevo México, con la intención de provocar una intervención de Estados Unidos que depusiera al jefe constitucionalista. Sin embargo, sólo se envió una expedición punitiva de casi 5 mil soldados encabezada por el Gral. John Pershing que pretendió capturar al caudillo, persiguiéndolo infructuosamente durante 11 meses.

Mientras en el norte Villa se escabullía de los norteamericanos, en enero de 1917 el embajador germano en México recibió un telegrama cifrado enviado por Arthur Zimmermann, el ministro de relaciones exteriores de su país, para que propusiera a Carranza una alianza secreta contra Estados Unidos. Alemania planeaba ya iniciar un ataque contra todos los barcos que atravesaran el Atlántico, inclusive de países neutrales o con pasajeros civiles, que pudieran romper el bloqueo impuesto a Gran Bretaña y anticipaba el involucramiento de los estadounidenses a favor de los aliados.

El objetivo alemán era contar con un enclave geoestratégico que permitiera vigilar y atacar a Estados Unidos y que garantizara el abastecimiento del petróleo mexicano. Ofrecía a cambio ayuda financiera así como la reconquista de Tejas, Arizona y Nuevo México.

Para Carranza, la prioridad no era recuperar los territorios perdidos en 1836 y 1848 arriesgándose a una nueva guerra con Estados Unidos ni involucrarse en un conflicto internacional, sino consolidar su poder y derrotar a Zapata y a Villa, al tiempo que se llevaba a cabo la convención que promulgaría la nueva Constitución.

El telegrama fue interceptado y descifrado por el servicio secreto británico que lo hizo llegar a Woodrow Wilson. La nota Zimmermann acabó por decidir al congreso norteamericano a declarar la guerra a Alemania. El comandante de las fuerzas expedicionarias estadounidenses en el Atlántico del Norte fue el mismo John Pershing que había probado las nuevas armas en Chihuahua fogueando a su tropa. La entrada de Estados Unidos al conflicto fue decisiva pues cambió su curso en un momento en que la victoria parecía estar en manos alemanas.

La Gran Guerra terminó el 11 de noviembre de 1918 a las 11 am cuando Alemania se rindió y firmó el armisticio.

México y sus constituciones

Ana Portnoy

La Constitución que nos rige cumplió 97 años. Fue considerada como la legislación social más avanzada de su época, una declaración de principios a los que aspiraba la nueva sociedad mexicana para tener una patria más justa, más democrática y más participativa.

Desde 1814 se han promulgado 7 constituciones. El Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana se dio en Apatzingán en plena guerra de Independencia pretendiendo establecer las bases para un naciente país. La ley sería la expresión de la voluntad general para alcanzar la felicidad común, proclamando los derechos ciudadanos, un sistema político representativo y la libertad de expresión así como la exclusividad de la religión católica. Para evitar la tiranía, el poder ejecutivo sería ejercido por un triunvirato que no podría encabezar el mando militar, lo que minó el liderazgo de Morelos. Esta constitución no se implementó aunque su ideario libertario fue la referencia para las que le seguirían.

Tras la Independencia, México enfrentó una gran inestabilidad en la búsqueda de la definición de su sistema de gobierno, por lo que las constituciones y leyes orgánicas proclamadas entre 1824 y 1857 tuvieron una vigencia muy corta y no lograron impedir la lucha entre facciones que desgarró al país en asonadas, guerras intestinas, intentos de secesión –sólo Tejas logró su independencia- así como la pérdida del 55% del territorio en 1848.

La Constitución de 1857 reflejó los ideales liberales al abolir fueros y privilegios y desamortizar los bienes eclesiásticos-. Fue el bastión legal ante la intervención francesa, avalando los principios republicanos y el gobierno legítimo de Juárez. Sin embargo, fue reformada para permitir las sucesivas reelecciones del Gral. Díaz.

Nuestra actual Constitución mantuvo los principios fundamentales de la anterior con las innovaciones de los artículos 3, 27, 123 y 130. Sin embargo, con una redacción que permitió diversas interpretaciones, no impidió el fuerte presidencialismo, la hegemonía de un partido oficial durante 70 años ni la sujeción de los poderes legislativo y judicial al ejecutivo hasta hace pocas décadas.

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A lo largo de estos casi cien años, ha sufrido alrededor de 560 reformas, justificadas como las modificaciones que las leyes requieren conforme se transforma la vida nacional, además de las adecuaciones que los tratados internacionales que México ha suscrito imponen en la legislación. Sin embargo,  estos cambios sustanciales plantean si no ha llegado el momento para convocar un nuevo congreso constituyente que promulgue una nueva Acta Magna acorde a la realidad del siglo XXI.

Presentación del libro «La Iglesia en la Revolución Mexicana»

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Antología de investigaciones realizada por la Sociedad Mexicana de Historia Eclesiástica, A. C. con la intención de  mostrar el punto de vista de historiadores profesionales sobre al papel  que tuvo la Iglesia Católica y sus fieles durante la Revolución Mexicana, la  publicación abre el camino para comprender y redimensionar hechos  y perfiles que incidirán en el estado actual de la historiografía.