Hoy es historia: Página negra

Ana Portnoy

El Norte, Monterrey N.L., a  18 de mayo 2015. Sección Vida, pág. 9.

Desde 1876 el gobierno porfiriano promovió la inmigración china a México, considerada una fuerza de trabajo laboriosa y barata, para desarrollar sobre todo las costas del Pacífico. Entre 1902 y 1910 llegaron 30,000 chinos que trabajaron en la construcción de vías férreas, en minas y haciendas, inclusive las henequeneras en Yucatán. Frugales y ahorrativos, paulatinamente dejaron los trabajos originales y se dedicaron al cultivo de hortalizas, a la fabricación de ropa y de calzado, convirtiéndose muchos en exitosos empresarios, provocando el encono de sus competidores.

De motor de progreso económico, con la supuesta ciencia racial derivada del darwinismo social –superioridad de unas razas e inferioridad de otras- se empezó a ver a la inmigración asiática como un elemento pernicioso. La campaña en su contra iniciada desde 1906 estalló violentamente con la Revolución.

El 15 de mayo de 1911 al tomar Torreón, las tropas maderistas atacaron a los habitantes chinos, despojándolos de dinero, monturas y herramientas, asaltando el banco Wah Yick y asesinando a todos sus empleados. En la masacre murieron 303 chinos. Delfino Ríos, testigo presencial, anotó: “Las calles… estaban cubiertas de cadáveres… La consternación en que quedó la ciudad es indescriptible, no hay palabras con que expresarla”. La violencia se extendió a otras ciudades, incluyendo Monterrey.

La construcción de la identidad mexicana posrevolucionaria exaltó al glorioso pasado indígena y a la raza de bronce como la síntesis cósmica que construiría una nueva civilización. La xenofobia antichina acusó a los chinos de toda clase de vicios y perversiones, supuestos portadores de “asquerosas y milenarias enfermedades”, siendo obligación de los mexicanos patriotas “sanear al país de ese grave peligro” que supuestamente corrompía al organismo de la raza mexicana. De la marginación y persecución no se salvaron siquiera los que tenían la nacionalidad mexicana.

A pesar de las violaciones a las garantías individuales constitucionales, la campaña en su contra fue fomentada por los mismos gobiernos locales y estatales especialmente en Sonora y Sinaloa, con total indiferencia del gobierno federal y del Congreso de la Unión. En 1923 se aprobó la legislación que prohibió el matrimonio de chinos con mexicanas, aumentó la discriminación y la agresión física, obligando en muchos poblados a su segregación física en barrios alejados. El objetivo era expulsarlos definitivamente del país, ya fuera repatriándolos a China u obligándolos a cruzar la frontera con Estados Unidos. Muchos huyeron del país.

Éste es uno de los episodios más vergonzante y menos conocidos en México, una página negra de nuestra historia.

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