Sopa de tomate

No hay nada más reconfortante para un día frío como un buen plato de sopa. Combinando carnes y verduras con algún líquido, son un alimento muy nutritivo.

Las primeras sopas se cocinaron alrededor de alguna fogata en el período neolítico (¿hace 11,000-8,000 años?) , una vez que los hombres hicieron vasijas de barro bien cocidas y que se colocaban sobre el fuego.

La palabra sopa deriva del latín vulgar suppa, pan remojado en caldo, procediendo del término germánico soppa, con el mismo significado.

De hecho la palabra restaurante –que deriva también del latín restaurabo, restaurar- se utilizó por primera vez en Francia para denominar sopas que se vendían por las calles bajo el pregón que combatían el cansancio físico. En 1765 se abrió el primer restaurante especializado en ellas y, de ahí, así se empezó a denominar a los negocios dedicados al servicio de alimentos.

Desde el miso japonés hasta el caldo de pollo, al que se le atribuyen cualidades curativas, todas las culturas tienen en su gastronomía diferentes tipos de sopas. Es de acuerdo a sus ingredientes y a las técnicas de elaboración cómo se les da distintos nombres (potajes, cremas, bisques, veloutés, etc.)

Sopa de tomate (jitomate).

El tomate es rico en vitamina C y en minerales, con nutrientes que toleran el calor. Uno de sus principales componentes es el licopeno con grandes cualidades antioxidantes. Se recomienda consumirlo si padece de calambres y, cocinado, como prevención contra el cáncer de próstata, de mama y enfermedades neurodegenerativas.

El xitomatl, de origen americano, fue muy estimado por las culturas mesoamericanas y ha sido ingrediente fundamental en salsas.  Conocido en Europa como pomo d’oro -manzana de oro-, primeramente se le consideró como una planta venenosa. Hoy en día ¿Se imagina una pizza o una pasta sin salsa de tomate?

El tomate es en realidad una baya de la familia de las moras, como las fresas, frambuesas, zarzamoras. A finales del siglo XIX y por una cuestión de impuestos, en Estados Unidos se le clasificó  como verdura para que sus productores no pagaran tarifas arancelarias, además de considerar que no era fruta al no ser utilizado en la elaboración  postres. Desde abril del 2009 es considerado la fruta oficial del estado de Ohio.

Ingredientes

Para 6-8 personas

½ taza de cebolla picada fino

1-2 dientes de ajo picados

6-8 tomates picados (pueden ser guaje y bola o una mezcla de distintos jitomates), inclusive de lata con su jugo.

2 zanahorias peladas y picadas

½ pimiento morrón rojo picado

1 cucharada de pasta de tomate

¼ taza de puré de tomate

8-10 tazas de caldo de pollo (se puede sustituir por agua agregando consomé en polvo)

Perejil picado al gusto

Sal y pimienta negra al gusto

Una pizca de azúcar (elimina la acidez del tomate)

Albahaca picada

Manera de hacerse:

Acitronar la cebolla y el ajo. Agregar las zanahorias y el pimiento y dejar cocer 3-4 minutos. Agregar primero la pasta de tomate a que cubra las verduras y luego el tomate fresco y/o de lata y dejar cocer 8 minutos. Salpimentar y agregar el azúcar, el puré, el perejil y el caldo.  Traer a ebullición, bajar la lumbre, tapar la olla y dejar cocer por 45 minutos.

Agregar la albahaca y dejar a fuego lento 10 minutos más.

Se puede dejar enfriar, licuar y recalentar para servir. También se puede congelar.

Al servir se puede agregar a cada plato alguna de estas guarniciones:

Dos cucharadas de arroz blanco cocido.

Una cucharada de pesto.

Una cucharada de crema agria o de jocoque seco.

Crotones o tiras delgadas de tortilla de maíz frita.

Una rebanada pequeña de queso de cabra o 1 cucharada de queso parmesano rallado.

Un chorrito de aceite de trufa.

Una rebanada de pan rústico ligeramente tostado.

Nota: si se elabora con menos líquido y se le agrega orégano molido al final de la cocción tendrá una rica salsa para pasta.

Viajes con Heródoto

Ryszard Kapuscinski. Barcelona: Anagrama. 2006.

Unos pocos años antes de morir en 2007, el reconocido periodista y escritor polaco, tan reconocido que obtuvo el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (2003) y a quien que nominó para el Premio Nobel de Literatura, Ryszard Kapuscinski publicó un libro que tal vez debió ser de los primeros de su obra y no de los últimos.

En él narra sus primeras experiencias como enviado de un diario polaco, Sztandar Mlodych, en los tiempos en que el bloque soviético se fortaleció a través del Pacto de Varsovia, época en la que se conformaba el bloque de los países no-alineados y en el que el liderazgo de la orbe socialista estaba en manos de Nikita Khrushov.

Obra autobiográfica, viaje en busca de traspasar las fronteras –no sólo territoriales sino también culturales-, encuentro con la alteridad al descubrir otras culturas, mentalidades y modelos políticos, Ryszard Kapuscinski tuvo, como Dante Alghieri en La Divina Comedia, un chaperón.

En 1955, y para su sorpresa, llevó como acompañante en sus primeras encomiendas internacionales  a India, China y después a África, a Herodoto, el padre de la historia, pues recibió como insólito regalo de la redactora en jefe del diario en el que trabajaba Los Nueve Libros de la Historia, obra escrita alrededor del año 444 aC.

En Viajes con Herodoto, el periodista entremezcla sus primeras misiones, sus lecturas de Los Nueve Libros, sus reflexiones sobre las razones de Herodoto y de las narraciones sobre los hechos en el mundo mediterráneo del siglo V aC. El griego, viajero internacional (¿podríamos decir que uno de los primeros turistas?),  casi lleva de la mano a uno de los últimos grandes viajeros de nuestra época.  Y nos topamos conque no hay novedad bajo el sol. Las grandezas y las mezquindades del hombre hace 2,500 años siguen siendo similares.

Si el entorno del autor era la Guerra Fría en la que se librando una confrontación tanto ideológica como en conflictos localizados para un reparto del planeta, Herodoto recuenta los intentos persas por conquistar al mundo conocido y la resistencia griega por preservar su libertad y su forma de vida. Fue tal vez la primera confrontación Este-Oeste, la guerra entre dos modelos civilizatorios opuestos.

Si la traducción al polaco de la obra clásica se demoró por la censura y se publicó apenas 2 años después de la muerte de Stalin, quien había llevado a cabo sanguinarias purgas que eliminar a la clase intelectual y a los oficiales del ejército soviético, Kapuscinski recuenta la recomendación de Trasibulo, gobernante de Mileto a Periandro, tirano de Corintio en el siglo V aC. de eliminar a cualquier miembro de una sociedad que llegara a destacar y pudiera opacar al gobernante: “Era, empero, de notar que no paraba entretanto Trasibulo de descabezar las espigas que entre las demás veía sobresalir, arrojándolas de sí luego de cortadas… hasta que dejó talada aquella mies, que era un primor de alta y bella…. Periandro dio al instante en el blanco… comprendiendo muy bien que con lo hecho le prevenía Trasibulo que se desembarazase de los ciudadanos más sobresalientes del Estado”.

Herodoto es maestro de Ryszard Kapuscinski. Le enseña cómo mirar al Otro, cómo indagar sobre los acontecimientos, cómo comprobar verdades y cómo recelar de interpretaciones. Es una lección en metodología y construcción del conocimiento. En una entrevista autor polaco declaró: «Siempre creí que los reporteros éramos buscadores de contextos, de las causas verdaderas que explican lo que sucede en nuestro mundo».

Con él las fronteras entre periodismo, literatura e historia se diluyen para dejarnos un testimonio de primera mano de las sociedades, en especial en África, en la última mitad del siglo XX.

Una interesante entrevista realizada en 2006 por Ramón Lobo del diario español El País se puede leer en «El sentido de la vida es cruzar fronteras»:

http://www.elpais.com/articulo/reportajes/sentido/vida/cruzar/fronteras/elpepucul/20060423elpdmgrep_2/Tes