De la tolerancia a la persecución: las comunidades judías en la España medieval

Fuente: ArteHistoria.com. Los judíos en la España Medieval. En You Tube: <http://www.youtube.com/watch?v=7LcJumnlqgk&feature=results_video&playnext=1&list=PL7E254C47B5236F80&gt;

Antecedentes del Edicto de Expulsión de los judíos de España, 1492.

Factores que propiciaron la promulgación del Edicto de Expulsión.

Análisis del Edicto de Expulsión.

La herencia judía en Aragón

Fuente: sefaradflorida. Sefarad spanish jews juderia judíos españoles. En You Tube: <http://www.youtube.com/watch?v=kYvP7kMQ5L4&feature=related&gt;

Historia de la Inquisición

 

Fuente: zora126. Documental La Inquisición. Tomado del History Channel, de la serie History Mysteries y dirigida por Sueann Fincke .

En You Tube [https://www.youtube.com/watch?v=eIwL7EdwNLo]

 

 

El cementerio de Praga

Umberto Eco

México: Lumen. 2010.

 En un país en el que nos hemos acostumbrado a las teorías de complots y conspiraciones para darle sentido a sucesos políticos así como a la violencia que ha destapado la cloaca de los arreglos en lo oscuro entre delincuentes y autoridades, sospechar y buscar segundas intenciones en los acontecimientos que sobrepasan el ámbito de lo cotidiano nos ha entrenado para recelar de lo que se nos cuenta, de lo que leemos en los diarios y escuchamos en las noticias.

Los rumores, elucubraciones y revelaciones confidenciales nos dejan perplejos ante la credibilidad ingenua que no se pregunta porqué nos cuentan ciertas cosas o quiénes se benefician de la información que corre como un río turbulento.

La última novela de Umberto Eco, quien se convirtió en un autor muy popular a través de El Nombre de la Rosa o El Péndulo de Foucault, sigue la tónica de sus primeras novelas nuevamente partiendo de conspiraciones que quieren trastocar el orden establecido. Sólo que en esta ocasión parte de hechos y personajes históricos de la escena italiana, francesa y rusa en la segunda mitad del siglo XIX, siendo el protagonista, y único personaje ficticio como lo declarara el autor, el detestable capitán Simone Simonini, quien se involucra con muchos de los  políticos, héroes,  conspiradores y espías que pulularon en Europa antes de la Revolución Rusa y la Primera Guerra Mundial.

Simonini, antiguo discípulo de los jesuitas, se presenta a sí mismo como oficial del ejército, conspirador, falsificador, agente provocador, asesino, misógino, pervertido, glotón y terrorista, además de aborrecedor del género humano, detractor de los políticos y de los héroes.  Gracias a la sugerencia de un Dr. Froïde (¿quién si no?) empieza a escribir un diario en 1897 como recurso terapéutico para recuperar su memoria y comprender el origen de sus odios y resolver la sospecha de tener una doble personalidad. Simonini cuenta su vida y sus hazañas, con la constante intromisión de su otro yo, el abad Dalla Piccola, quien le corrige y complementa en su rememoración de intrigas y traiciones así como del Narrador , quien interviene en la trama para contextualizar ambos testimonios.

Con un marco histórico muy bien sustentando, el capitán Simonini es presentado como actor y conspirador en el Risurgimiento italiano, agente provocador de atentados contra el emperador Napoleón III, testigo de los levantamientos de la Comuna francesa, instigador de las denuncias contra los masones, detractor de los jesuitas y falsificador de las pruebas de traición del  caso Dreyfuss, que fue la más clara manifestación del antisemitismo estatal del siglo XIX.

Sin embargo, el tema central de la novela no es es la vida de este antipático personaje sino el desarrollo de las teorías conspirativas y las falsificaciones de documentos que culminaron en la construcción de Los Protocolos de los Sabios de Sión, que en la novela Eco atribuye a Simonini.  Los Protocolos constituyen la obra antisemita clásica del siglo XX, publicada por la Ojrana, la policía secreta del zar Nicolás II en 1901, para justificar los pogromos –masacres de judíos-, nuevamente utilizados durante las purgas estalinistas que eliminaron a los líderes bolcheviques de origen judío como Trotsky, Kamenev y Zinoviev para llegar a la Alemania Nazi y ser una de las “evidencias” a través de las cuales Hitler justificó el genocidio judío. En ese texto se conjuntaron los antiguos terrores demonológicos medievales y el ancestral antisemitismo europeo con las ansiedades, temores y resentimientos de la era moderna. Sus afirmaciones acerca de los judíos continúan circulando hasta el día de hoy, aun después de que en 1921 se demostrara que el libro fue una obra fraudulenta.

La historia de Los Protocolos de los Sabios de Sión es una historia de plagiarismo y engaños que Umberto Eco tomó como columna vertebral de su novela. Rebecca Newberger, en su ensayo sobre la novela publicado en The New York Times, describe cómo se fue gestando esa obra[1].  Una de las fuentes plagiadas fue un panfleto francés intitulado Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu que en 1864  atacó la legitimidad del gobierno de Napoleón III. Su autor, Maurice Joly fue condenado a 15 meses en prisión.

A su vez, Joly había plagiado una popular novela de Eugenio Sue, Los misterios de un Pueblo, en el que presentaba a los jesuitas como conspiradores que atentaban contra la sociedad francesa. Sin embargo, ya a finales del siglo XVIII se  había publicado una Memoria sobre la historia del Jacobinismo de Agustín Barruel quien acusaba que la Revolución Francesa  había sido provocada por una conspiración masónica.

Por otro lado, Hermann Goedsche, un falsificador y agente provocador de Prusia publicó en 1868 una novela en la que incluyó una reunión de rabinos en el cementerio judío de Praga.

Finalmente la policía secreta zarista tomó fragmentos de las obras de Joly y de Goedsche publicando Los Protocolos para acusar a los judíos de una conspiración con ambiciones mundiales y justificar las masacres en su contra.

Con esta última novela, Eco, reconocido académico especializado en semiótica que se ha forjado una exitosa carrera como novelista con historias detectivescas sobre conspiraciones, sociedades secretas, clérigos y asesinatos que se convirtieron en éxitos de mercado, ahora a sus 80 años declaró que con El cementerio de Praga pretende “dar un puñetazo al estómago de sus lectores”[2]. Sin embargo, también parece pretender poner en su sitio a Dan Brown, el célebre autor de El Código de Da Vinci que tanta ámpula levantó en su momento demostrando quien es el verdadero maestro cuando de conspiraciones se trata.

La novela da la impresión de ser fascinante por la época histórica, los personajes y las intrigas que pueblan cada página, pero al leerla llega a ser confusa, reiterativa y un poco tediosa. Como bien lo comenta Theo Tait en su reseña sobre esta obra[3]  “la novela deja un ligero mal sabor de boca… el pastiche y la broma llegan a ser incómodos ante la historia del antisemitismo europeo. Muchos extractos de obras que fomentan el odio así como la reimpresión de caricaturas antisemitas provocan fascinación pero dejan en el lector un sentimiento de malestar y el abordaje que hace Eco es falto de tacto, crudo y bobo… Hay muchos temas, después de todo, que están lejos del alcance de la ficción barata”.

Al leer esta obra recordé que en un vuelo me tocó de compañera de asiento una guapa jovencita de Torreón que estaba leyendo Los Protocolos. Intrigada del porqué una chica leería esta obra, su respuesta fue que su papá se la había dado con la advertencia que de regreso de viaje le tendría que demostrar que la había leído de principio a fin. No pudo explicarme  porqué querría un padre de familia que su hija lea esta obra apócrifa que justifica el odio racial.

 [1] Umberto Eco and the Elders of Zion.  The New York Times Sunday Book Review. November 18, 2011.

<http://www.nytimes.com/2011/11/20/books/review/the-prague-cemetery-by-umberto-eco-book-review.html?pagewanted=all&gt;

[2] Mercedes Monmany.Umberto Eco: un puñetazo en el estómago. ABC.es’Cultura.  26 de noviembre 2010. <http://www.abc.es/20101125/cultura/portadillalibros973eco201011251707.html&gt;

[3] The Prague Cemetery by Umberto Eco.Review. En The Guardian, 4 November 2011. < http://www.guardian.co.uk/books/2011/nov/04/prague-cemetery-umberto-eco-review >

La civilización islámica

Historia del Islam

 

Fuente: ARTEHISTORIAISLAM. Historia del Islam. En You Tube: <www.youtube.com/watch?v=onIVcA7w1G0&feature=related>

El profeta Mahoma

Fuente: Canal Galaxia 7. Muhammad-El Profeta del Islam. Tomado del Canal Historia. En You Tube: https://www.youtube.com/watch?v=TwW9Sg4L8MI

La expansión del Islam

Fuente: ArteHistoria.com, La expansión del Islam en You Tube: <www.youtube.com/watch?v=wjH6gQER3qU&feature=relmfu>

Editan un manuscrito con la traducción más antigua del Corán a lengua europea.

La hispanista y profesora emérita de la Universidad de Indiana (EEUU) Consuelo López-Morillas ha presentado esta tarde en Toledo la edición del manuscrito conocido como el “El Corán de Toledo”, un documento de 1606 que contiene la traducción más antigua que se conserva del Corán a una lengua europea.

El libro, que ha sido editado la Biblioteca Arabo-Románica et Islámica de la Universidad de Oviedo con el patrocinio del Grupo Cajastur, contiene un estudio pormenorizado del manuscrito, que supone la única traducción completa conservada del Corán del árabe al español de las épocas mudéjar y morisca, según ha explicado Consuelo López-Morillas.
Ha precisado que hay muchas versiones parciales del Corán traducidas por mudéjares y moriscos, pero que casi todas están en escritas en aljamiado (el español escrito en letras árabes), mientras que el de Toledo está escrito en letras latinas.
Es uno de los dos manuscritos escritos en letras latinas que se conocen, pero es el único completo, ha indicado López-Morillas, quien ha destacado que “es muy bonito y muy cuidadosamente preparado y copiado”, porque lo que se escribe no es traducción del Corán propiamente dicho, sino comentarios interpolados sobre las palabras del libro sagrado del islam.
La traducción va en color rojo para poder distinguirla del texto del corán, del que está separada por unas barritas.
Otra de sus particularidades es que en cuatro lugares en el texto, después de cada cuarta parte del Corán, el copista se para y apunta la fecha, ha apuntado López-Morillas.
Ha añadido que el copista no dice dónde está ni quién es, “pero pide perdón por haber pasado este texto de letras árabes a letras cristianas (como las denomina) y admite que sería mejor que estuviera en su propia lengua arábiga, pero así está más a la vista de los muslimes que sólo saben leer la letra de los cristianos”.
López-Morillas ha aclarado que no se sabe quién fue el traductor, porque el autor copiaba un manuscrito bilingüe no conocido que estaba escrito en árabe con traducción al aljamiado.
Se trata de una traducción realizada por un morisco aragonés, probablemente del pueblo zaragozano de Villafeliche, que data de 1606, cuando el islam llevaba ocho décadas proscrito en el Aragón y más de un siglo en Castilla.
El manuscrito original se conserva en la Biblioteca de Castilla-La Mancha de Toledo, a donde llegó procedente de la colección Borbón Lorenzana.

Fuente: Yahoo Noticias. 16 de junio 2011.

<http://es.noticias.yahoo.com/editan-manuscrito-traducción-antigua-corán-lengua-europea-214226668.html&gt;

En memoria del Rabino Moisés Kaiman, que su recuerdo sea una bendición

El Rabino Moisés Kaiman nació en el pequeño poblado de Sczusczin en Polonia en 1913 en el seno de una familia respetuosa de la religión y las tradiciones del pueblo judío, teniendo la bendición de tener una madre amorosa dedicada al bienestar de sus hijos y un padre reconocido por su piedad, por sus conocimientos y por su don de oratoria,  facultades que heredó sin lugar a dudas.

A los trece años de edad fue aceptado en el Seminario Rabínico de la ciudad de Bialystock lo que implicó para él, por un lado, la oportunidad de desarrollar su intelecto y sus capacidades discursivas pero, por otro, el sacrificio de dejar el hogar familiar a esa edad. Muy pronto fue reconocido por sus compañeros y maestros como un joven con un gran potencial, llamándolo “el sabio Moisés” y, a la temprana edad de 18 años, recibió el título de rabino

La Segunda Guerra Mundial y el Holocausto no sólo constituyeron la tragedia de horror que en su saldo sangriento dejó un impacto dramático en la vida del joven rabino, pues sus padres y hermanos, así como la familia de su esposa Sarah fueron víctimas del antisemitismo nazi al morir en el campo de exterminio de Auschwitz. La joven pareja había logrado abandonar Europa en 1941, dirigiéndose a Cuba, donde Moisés Kaiman había sido solicitado como rabino y en donde nacieron sus hijos.

Uno de sus compatriotas de Sczusczin, al saber que se encontraba a la vez tan cerca –en América- y tan lejos –guía religioso de la comunidad judía de la Habana-, procuró convencerlo de venir a Monterrey para que tomara en sus manos el liderazgo espiritual de la pequeña comunidad israelita de la ciudad. Fue así como el rabino Kaiman arribó en 1944 y durante casi 68 años, fue su líder religioso, hecho inédito en las demás comunidades judías del mundo y probablemente excepcional también dentro del ámbito de otras iglesias y denominaciones religiosas.

Desde 1993 año en que recibió su carta de naturalización, el rabino Kaiman vio concretar su sueño de ser orgullosamente ciudadano mexicano

Su labor espiritual no se limitó a la conducción de la Comunidad Israelita de Monterrey, sino que desde su arribo demostró tener un espíritu generoso que encontró la hermandad entre todos los hombres, dando respuesta a las necesidades de consejo y consuelo de todos sus congéneres.

 Su casa fue una casa abierta a quien lo necesitara, siendo un ejemplo de ecumenismo y compromiso por la sociedad regiomontana, promoviendo la paz y la convivencia armónica en toda circunstancia. Fue una personalidad que siempre encabezó eventos a favor de la paz y del diálogo interreligioso promoviendo la participación en actividades altruistas, siendo muy apreciado por la colectividad regiomontana.

Durante muchos años escribió una columna semanal –Desde la Sinagoga– con consejos para la vida cotidiana en el periódico El Norte. También colaboró con los periódicos El Porvenir y el Diario de Monterrey y, hasta poco antes de su deceso, en el Algemeiner Journal que se publica semanalmente en la ciudad de Nueva York.

Fue autor de seis libros que recopilaron sus artículos periodísticos:

Consejos bíblicos para la familia Mexicana

¿Cuál es el buen camino?

¿Quién no quiere vivir bien?

La estrella de David

Amarás a tu prójimo como a tí mismo

Todos somos hijos de un solo Dios

 En uno de sus artículos publicado en el periódico El Norte escribió:

“Desde que llegué a esta Ciudad dije que me sentía en un paraíso… en Monterrey, Gracias a D’s en todos estos años he logrado mantener una relación de verdadera amistad y diálogo con todos los líderes religiosos. Esta es la única  Ciudad en el mundo en que todos vivimos como hermanos hijos de un solo Dios. Estoy muy orgulloso de mi comunidad y de mi Ciudad, tengo fe en D’s que Monterrey seguirá siendo un paraíso y podremos seguir diciendo que “como Monterrey no hay dos. Amén “.

Fue amigo y tuvo el privilegio de contar con la amistad de distinguidas personalidades de la ciudad. Mantuvo una muy cercana relación de amistad con el Arzobispo y Cardenal Adolfo Suárez Rivera, quien falleciera hace unos años. El Cardenal se dirigía a él como su hermano. Mantuvo un trato cordial y de confianza con su sucesor, el Cardenal Francisco Robles, recientemente nombrado Arzobispo de Guadalajara, y con dirigentes religiosos de distintas denominaciones en la ciudad de Monterrey

En palabras del cronista de la ciudad, el Prof. Israel Cavazos, “el Rabino se dio a querer en Monterrey tan pronto como llegó… muy pronto se convirtió en un personaje sumamente querido y estimado por el gobierno y autoridades eclesiásticas de la ciudad. Gobernadores, alcaldes, obispos y curas se hicieron amigos suyos por su espíritu abierto, ecléctico, muy respetuoso de las ideas de los demás”. Esta disposición le granjeó también la admiración de académicos y de dirigentes de diversas instituciones educativas y sociales, así como el afecto de muchos regiomontanos de todas clases sociales que le admiraron y quisieron por su sabiduría y su humildad.

Recibió múltiples reconocimientos, entre ellos la Medalla al Mérito Diego de Montemayor por parte del Ayuntamiento de Monterrey en 1993 y la Medalla al Mérito Cívico Presea Estado de Nuevo León por parte del gobierno del Estado en 2005. Fue invitado a recibir al Papa Juan Pablo II en las dos ocasiones que visitó nuestra ciudad, recibiendo en 1979 una carta del Vaticano haciéndole saber que el Pontífice había viajado de regreso a Roma con la Biblia hebrea que le había llevado como presente. En 2009 y por iniciativa del Consejo Interreligioso de Nuevo León una plaza del Parque Fundidora lleva su nombre.

Por su labor social, por su apoyo a las causas filantrópicas de diversas instituciones y por su búsqueda de la colaboración interreligiosa fue nombrado Decano del Consejo Interreligioso del Gobierno del Estado de Nuevo León.

El Rabino Moisés Kaiman falleció el domingo 22 de enero de 2012.

De acuerdo al Pirkei Abot –Aforismos de los Padres- «Sobre tres pilares se sostiene el mundo: el cumplimiento de los preceptos divinos, el servicio al templo y la caridad». Con su vida, el rabino Kaiman puso en práctica estos principios. Su vida se rigió de acuerdo a las normas éticas que permiten la sana convivencia social, abocó su vida al servicio del templo como dirigente espiritual de la comunidad israelita de Monterrey durante 67 años pero su vocación de servicio lo encauzó a la comunidad de su ciudad de adopción, Monterrey y todas las instituciones que requirieron su presencia y su apoyo y a través de sus generosas acciones fue un promotor de la ayuda al prójimo participando en actividades filantrópicas a beneficio de los más desposeídos. De esta forma, sostuvo al mundo y nos deja un ejemplo a seguir.

Descanse en paz este hombre justo que amó profundamente a su comunidad y a su Monterrey.

Ana Portnoy

El Rabino Kaiman

Gabriela de la Paz.

El Norte, Monterrey N.L., 26 de enero 2011. Pág. 9A

El Rabino Moisés Kaiman era un motivo de orgullo para la comunidad regiomontana. De corazón cumplió sus palabras al decir que, judíos o no, él sentía un vínculo con los regios.

Antes de que el término «tolerancia» estuviera de moda, el Rabino Kaiman lo practicaba. Contaba él que cuando llegó a Monterrey, en la década de 1940, tuvo que asistir al rastro, para seguir con los rituales de la tradición judía con respecto a los alimentos kosher.
Ahí alguien le preguntó sobre su origen -le delataba el acento polaco- y cuando él respondió que era judío de Polonia, la persona se asombró y le contestó que no podía ser, que los judíos tenían cuernos y cola de diablo.
El Rabino seguramente sonrió y le dijo que él era un ser humano, como cualquier otro, dando a entender que las diferencias en realidad son estereotipos.
Así, en una de sus primeras actividades en esta ciudad, comenzó a predicar tolerancia y a tender puentes entre cristianos y judíos, lo que hizo el resto de su vida.
La generosidad del Rabino no se limitó a la comunidad judía. De ahí que se le considerara el Rabino de toda la Ciudad, sin importar la religión de cada persona.
Además de promover el ecumenismo y tener excelentes relaciones de amistad con otros líderes religiosos de esta ciudad, el Rabino recibía en su casa a quienes buscaran un consejo, o simplemente conocerlo. Todos salían de ahí con un mensaje conciliador, un mejor conocimiento de la cultura y las tradiciones judías y la sensación de haber visitado a un viejo amigo.
Además de los actos de generosidad que asociamos con la caridad y las buenas obras, la generosidad del Rabino Kaiman además tiene que ver con la forma en que compartió su sabiduría a los que durante años leímos sus columnas Desde la Sinagoga y Cartas de la Sinagoga que se publicaban semanalmente en EL NORTE, y los libros que se derivaron de ellas.
Por cierto, escribía sobre cosas que habían pasado en Polonia, así que frecuentemente hacía referencias al Rabino Jafetz Jaim y las lecciones de ética, o de cómo ser una buena persona en todo momento, con lo cual probaba que comportarse bien no era tan difícil. Había que ser constantes y reflexionar en el impacto que tiene uno en la vida de los demás.
En esas páginas, el Rabino Kaiman daba a conocer los aspectos más básicos y los más sobresalientes de todas las tradiciones judías, según el calendario o las cartas que recibiera de sus lectores.
Así aprendimos el significado del Rosh Hashana, el año nuevo judío, y la particularidad de ser una celebración que implicaba ir a la sinagoga, en vez de hacer una gran fiesta. Todas las fechas importantes eran un motivo para difundir las tradiciones de su comunidad.
También comentaba sucesos de actualidad que involucraran a judíos, haciéndonos ver un punto de vista distinto e inteligente (no por nada recibió el título de Rabino a los 18 años).
Uno de ellos fue el asesinato del Primer Ministro israelí, Yitzhak Rabin, en 1995 a manos de un extremista judío. En vez de ahondar en lecciones de política, el Rabino Kaiman habló del dolor que producía este magnicidio a través de una ingeniosa metáfora que involucraba el sonido que hacen dos objetos del mismo metal cuando chocan.
Él decía que la conmoción no sólo era producida por el hecho de que en sus últimos años Rabin se hubiera vuelto un hombre de paz y que hubiera muerto de forma violenta, sino que debíamos ver este hecho como un fratricidio, pues había sido asesinado por alguien de su mismo pueblo.
Una de las lecciones que más me impactaron tiene que ver con una de sus columnas, en la que decía que no está bien hablar mal de los demás, pero que es peor hablar mal de uno mismo.
Todos sabemos lo que representa hablar mal de alguien y de arruinarle la reputación, pero pocos nos damos cuenta de las veces que hablamos mal de nosotros mismos. Y esto lo hacemos cuando alguien nos hace un cumplido y lo rechazamos a causa de una excesiva modestia.
Si alguien quiere decirnos una frase amable o celebrar algo nuestro, si le decimos que no es cierto, que está exagerando, no sólo estamos rechazando su piropo, sino que además le estamos diciendo que es un tonto, porque no somos tan buenos como cree y le hacemos dudar de su juicio.
Finalmente, envío mis más sinceras condolencias y un abrazo a los familiares del Rabino Kaiman y a la comunidad regiomontana.
Que la luz de su sabiduría nos siga iluminando y que sepamos honrar su legado de tolerancia y bondad.

gdelapaz@itesm.mx

Palabra y fe / Un corazón íntegro
 Pbro. Hilario González

El Norte, Monterrey, N.L., 29 de enero 2012. Sección Vida. Pág. 15.

La integridad es una de las cualidades que más valoramos en las personas. Buscamos a quienes tienen criterios honestos y rectos, que son justos en sus apreciaciones y, a la vez, comprensivos de los condicionamientos y limitaciones humanas.

Sin embargo, el estado actual de nuestra sociedad ha dificultado el desarrollo de esta cualidad, pues en el afán de agradar y obtener lo que deseamos, así como la urgencia de ser recibidos y amados por los demás, hemos aprendido a aparentar cierta imagen aceptable, cumplidora de un mínimo de credibilidad. Pero ya nos hemos dado cuenta que esto no funciona a largo plazo. Sirve para sobrevivir, pero no para transformar positivamente nuestra vida.

Un corazón íntegro está abierto al amor y es genuino en sus intenciones, sensible ante las necesidades propias y de los demás, justo y afectuoso en sus relaciones.

Los creyentes en Dios tenemos una seria responsabilidad de compartir con nuestros hermanos el testimonio de tener un corazón íntegro, puesto que creemos que la presencia de Dios nos toca el corazón y lo integra con su amor. Para los cristianos, Jesús es el modelo de persona con un corazón íntegro. Su gracia nos ayuda a tener unidad, en cambio el pecado nos desintegra y nos desune.

En el contexto del diálogo interreligioso me tocó conocer a dos personas de fe que actuaron con un corazón íntegro, coherente y sensible a la vez: en la comunidad judía, el Rabino Moisés Kaiman; en el ámbito del cristianismo, la hermana Guadalupe Marcos. Ambos se esforzaron, cada uno en su comunidad de fe, por motivar a las personas a reflejar en la vida diaria la experiencia de Dios que nos ayuda a superar las divisiones del corazón y de la sociedad, y a fortalecer, por medio de la oración y la acción, la propia interioridad.

Sean estas líneas para honrar su memoria y una invitación a desarrollar la integridad del corazón, cualidad humana y divina que nos ayuda a trabajar por la unidad y la paz.

El autor es Coordinador del Seminario Menor de Monterrey.

Shalom, querido Rabino

Antonio Murray

El Norte, Monterrey, N.L., 30 de septiembre 2012. Sección Vida. Pág. 8.

En un mundo que ha alcanzado un gran desarrollo tecnológico, en la misma medida se ha ido haciendo cada vez más frío, más distante, más insensible y más violento.

Con mucha tristeza despedimos, sin embargo, el domingo 22, a un hombre que tal parece vivió a contracorriente de esa tendencia que a todos nos arrastra.

Desde que él llegó a la Ciudad, mantuvo abiertas las puertas de su casa «para que todo aquel que me necesite pueda llegar conmigo con toda facilidad», decía.

Fue amigo de presidentes, gobernadores, secretarios de Estado, de los arzobispos de Monterrey, y en las ocasiones que el Papa Juan Pablo II visitó Monterrey pidió que en su comité de recepción estuviera su paisano, su paisano polaco, su paisano Moishe Kaiman.

Pero no sólo fue amigo de gentes importantes, pues con el mismo cariño recibía a todas esas personas humildes que lo buscaban en su casa o que lo detenían en la calle para pedirle su bendición.

«En realidad», me dijo varias veces, «toda esa gente, Antonio, me ha hecho inmensamente rico. Ellos son ahora mi patrimonio, de tal manera que cuando llegue ante la presencia del Altísimo le diré que no llego con las manos vacías; le diré que llego con el cariño de toda esa gente que me alentó, que me cuidó y que estuvo conmigo en los momentos difíciles».

La comunidad judía perdió a un Rabino tan excepcional que no volverá a haber otro como él. La comunidad de Monterrey pierde al amigo, al consejero, al hombre bueno que compartió con generosidad su sabiduría, su gran riqueza espiritual y hasta los pocos bienes materiales de los que él dispuso en esta vida.

Ahora ya estás con Dios. Adiós, Rabino Kaiman. Shalom, Rabino Kaiman.

Antonio Murray es autor de la serie Personajes de Mi Ciudad y coautor de «La Historia del Rabino Kaiman».

Mensaje de la Lic. Minerva Martínez Garza, presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Nuevo León en el día Internacional de la Conmemoración Anual de las Víctimas del Holocausto.En memoria de Don Moisés Kaiman.  27 de enero 2012.

Plantan árboles en su memoria

Recuerdan legado de líder espiritual judío. Siembran en la Plaza Rabino Moisés Kaiman en Fundidora seis ejemplares de sicomoro.

Félix Barrón

El Norte, Monterrey, N.L., 15 de febrero 2012. Sección Vida. Pág. 9

«El árbol da sombra y el Rabino siempre fue una sombra porque siempre nos acompañó», dijo un alumno del Colegio Israelita de Monterrey.

Así fue como la comunidad judía rindió ayer un homenaje a su líder espiritual.

Organizados por la institución educativa, se reunieron en el Parque Fundidora para honrar la memoria del Rabino Moisés Kaiman, fallecido el 22 de enero, a través de su fiesta Tu Bishvat, donde se celebra «el año nuevo» de los árboles.

Estudiantes de kínder, primaria y padres de familia sembraron seis árboles de la familia de los sicomoros en la plaza bautizada con el nombre del religioso, frente al Horno No. 1.

«Él Rabino era un hombre muy sabio que siempre fue la luz de toda la comunidad», expresó Arian, de 7 años de edad, después de colocar tierra con una pala para tapar las raíces del nuevo árbol.

«Nos dijo que siempre tuviéramos paz en todo momento y que siempre nos tenemos que ayudar», agregó.

La ceremonia comenzó en la Plaza de las Grúas, a un costado del Museo del Acero Horno 3, donde los alumnos entonaron cantos en español y en hebreo. También soltaron al cielo globos de color blanco.

Al evento asistieron Fernando Gutiérrez Moreno, Secretario de Desarrollo Sustentable; Carlos Chavarría, director de Desarrollo y Control Arquitectónico del Parque Fundidora; el sacerdote José Abramo Torres, de la Arquidiócesis de Monterrey, y Jaime Drucker, en representación de la comunidad judía, entre otras personalidades.

«El Rabino Kaiman es un gran árbol porque él vive en Dios, dio muchos frutos, y aquí vemos muchos de sus frutos. Que estas semillas que él deja, que todo esto, ayude a mejorar la sociedad en la que vivimos», señaló el Padre Abramo durante su mensaje.

Drucker agregó en entrevista el vacío que deja el Rabino Kaiman, quien murió a los 97 años, para la comunidad.

«Fue increíble el cariño y el amor que nos dio a todos. No hay forma de que alguien ocupe su lugar, quizá en alguna responsabilidad o en algunas funciones lo harán otras personas, pero en el lugar del Rabino quedará un vacío», agregó Drucker.

Sobre la presencia judía en Monterrey

Ana Portnoy

A Eliezer Portnoy z”l

1. El período colonial

Desde el momento mismo del descubrimiento de América en 1492, la presencia de criptojudíos fue un fenómeno en la Hispanoamérica colonial. Ese mismo año, una vez que los Reyes Católicos culminaron con el proceso de reconquista del territorio ibérico de manos musulmanas, decretaron la expulsión de todos los judíos que no aceptaran el bautismo. Se ha calculado que la mitad de los hispano-judíos, alrededor de 300,000 optaron por la conversión al catolicismo, de los cuales muchos mantuvieron la práctica del judaísmo en secreto. El objetivo de la Inquisición fue persuadirlos, por medio de edictos, procesos, juicios, condenas físicas e incluso el riesgo de morir ajusticiados si eran pertinaces, a volver a la senda de la Iglesia. El auto de fe se convirtió en un espectáculo público en el que participaron autoridades civiles y eclesiásticas, así como el pueblo llano. El estigma que se imponía a los familiares de los procesados les persiguió y marginó socialmente a través de varias generaciones.

Pretendiendo conservar su fe judaica sin riesgos para sus vidas, muchos de estos cristianos nuevos que secretamente pretendieron cumplir con los preceptos de la Ley de Moisés buscaron la manera de llegar al Nuevo Mundo, a pesar de las expresas prohibiciones a su inmigración a las colonias hispanoamericanas, considerando que en estas tierras encontrarían un clima de libertad religiosa por la lejanía con la metrópoli. Sin embargo, como cristianos bautizados, por sus prácticas judaicas, su persistencia en conservar ritos y creencias y su rechazo a la nueva fe fueron considerados herejes. Para castigar su desvío de la enseñanza de la iglesia y para  evitar la influencia que pudieran tener entre los indígenas, almas recién evangelizadas, se estableció en México el Tribunal del Santo Oficio en 1526 y el aparato inquisitorial en 1571.

El primer procesado y ajusticiado por el Santo Oficio en el quemadero de Santiago de Tlateloco en 1528 fue Hernando Alonso, conquistador que participó en la toma de Tenochtitlan. Y a pesar del riesgo de caer en manos de la Inquisición los criptojudíos españoles y portugueses buscaron la manera de llegar al Nuevo Mundo, pues consideraron que la gran extensión territorial de las colonias, como la Nueva España o los virreinatos en América del Sur así como los territorios ignotos  les permitiría practicar su judaísmo con seguridad.

De todos los procesos inquisitoriales llevados a cabo contra criptojudíos en la Nueva España, el de la familia del gobernador Luis de Carvajal y de la Cueva es el más conocido, tanto por las capitulaciones que otorgaron a un descendiente de cristianos nuevos el gobierno de una inmensa extensión territorial como fue el Nuevo Reino de León así como por la prebenda de nombrar a su sucesor en el cargo. Con el nombramiento como gobernador, el rey Felipe II otorgó a Luis de Carvajal la facultad para conducir a cien personas al reino que iba a poblar y pacificar, individuos que saldrían de España sin necesidad de demostrar que eran cristianos viejos –es decir  que podían probar su ‘pureza de sangre’, fieles a la Iglesia por generaciones-  o que no procedían de linaje de judíos o moros recién convertidos.

El gobernador, ignorante de las creencias religiosas de la familia de su hermana Francisca, decidió traer consigo en 1580 a ésta, a su marido y a sus hijos, nombrando a Luis, su sobrino predilecto y homónimo, heredero del reino puesto que no tenía hijos propios. En América, Luis de Carvajal ‘el Mozo’ se entregó por completo a la fe judaica, interpretando en todos los sucesos de su vida cotidiana la presencia y protección del Dios de Israel e intentando cumplir con el mayor número de preceptos religiosos. Cuando tenía 18 años murió su padre, quien fue inhumado de acuerdo a las costumbres judías y el joven asumió el cargo de jefe de familia.

El gobernador se enteró de la vida secreta de sus familiares al intentar su sobrina Isabel atraerlo al judaísmo. Constató sus sospechas al averiguar cómo había sido enterrado su cuñado y reescribió su testamento, desheredando a Luis ‘el Mozo’. Sin embargo, no delató a sus familiares ante la Inquisición, lo que constituía un delito contra la fe católica. Cuando en 1588 se enfrentó,  en un litigo de límites territoriales, con el marqués de Villamanrique, virrey de la Nueva España,  se descubrió que los parientes del gobernador eran cristianos nuevos judaizantes. Denunciada ante la Inquisición, toda la familia fue detenida un año después, acusándose a Don Luis de haber recibido, favorecido y encubierto a apóstatas judaizantes, si bien no se pudo comprobar que él mismo realizara esas prácticas.

En el auto de fe que se realizó en 1590 en la ciudad de México, se condenó al gobernador a un año de cárcel y al destierro, se quemó la efigie de su cuñado Francisco Rodríguez de Matos al tiempo que el resto de su familia abjuró de sus prácticas judaicas, confiscándoseles todos sus bienes y recibiendo penitencia espiritual. El joven Luis quedó inicialmente bajo custodia de Fray Mateo García en el Hospital de Convalecientes y luego en el hospital del convento-colegio de Santiago Tlaltelolco, donde enseñó gramática y latín a los indígenas y fue el escribano del administrador. Gracias a este cargo tuvo acceso a la biblioteca del convento, lo que le permitió ampliar sus conocimientos del Viejo Testamento y escribir su autobiografía, en la que declaró su apego al judaísmo, religión que practicó con mayor brío a partir de ser perdonado. El gobernador Luis de Carvajal y de la Cueva  falleció en las cárceles inquisitoriales en 1591.

Cuatro años después toda la familia Carvajal fue aprehendida nuevamente por proseguir con sus prácticas judaicas. La pena por la reincidencia era la muerte, ya fuera a garrote vil (estrangulamiento) si se convertían al catolicismo o quemados vivos si se mantenían en su apostatía. En el Auto de Fe del 8 de diciembre de 1596 fueron ajusticiados Luis, su madre, sus hermanas Isabel, Catalina y Leonor, su amigo Manuel de Lucena, al igual que Diego Enríquez, Beatriz Enríquez y Manuel Díaz. De la familia Carvajal únicamente fue perdonada Ana, la hermana menor, quien fue procesada y muerta en el auto de fe que se llevó a cabo 52 años después.

De Luis de Carvajal el Mozo y su familia se puede resumir que su delito fue haber sido reconciliados en la fe cristiana en 1590 y, a pesar de su abjuración anterior, haber seguido guardando y cumpliendo la Ley de Moisés, sus ritos y sus ceremonias, sin aceptar con sinceridad el catolicismo.  Se les condenó por ser falsos cristianos, impenitentes y relapsos. Al ser llevado al patíbulo Luis dio muestras de arrepentimiento y besó la cruz, muriendo estrangulado y siendo su cuerpo quemado en la hoguera, aunque se tienen dudas sobre la sinceridad de su conversión final, puesto que su temor a la tortura y al dolor eran bien conocidos. Su historia es uno de los episodios más estudiados sobre la presencia criptojudía en Hispanoamérica en la época colonial y el que mayor difusión ha tenido.

El número de procesados por la Inquisición novohispana en los tres siglos del período colonial se ha calculado alrededor de las tres mil personas.  Tanto por la prohibición de sus creencias y prácticas religiosas, por el temor a la persecución y muerte en manos del Santo Oficio, la falta de dirigentes religiosos y la estigmatización sobre los descendientes de procesados, para el siglo XVIII cesó la práctica secreta del judaísmo entre los novohispanos descendientes de conversos, quienes se asimilaron a la sociedad mayoritaria quedando de ellos los registros de los procesos inquisitoriales albergados actualmente en el ramo de Inquisición en el Archivo General de la Nación, así como filiaciones familiares o costumbres a las que se atribuye un origen hispanojudío –sefaradita– tanto en el noreste de México como en el sur de Estados Unidos y que hasta la fecha son objeto de estudio por parte de investigadores nacionales y extranjeros.

2. En la Modernidad.

En México después de la independencia, la población extranjera fue muy reducida, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos nacionales por atraer extranjeros para colonizar y poblar al país, política promovida también por todos los países americanos. La inestabilidad política de México durante la primera mitad del siglo XIX atrajo, en muchos casos, a individuos que se establecieron temporalmente en México. En los municipios neoleoneses hubo algunos españoles, árabes y norteamericanos, contados chinos e italianos y, de aquellos que se establecieron definitivamente en la región, la mayoría se concentró en Monterrey, atraídos por la incipiente industrialización y las oportunidades comerciales, sobre todo durante la segunda mitad del siglo. A partir de 1860 hay apenas cuatro o cinco menciones de individuos de los que sus apellidos podrían indicar que fueron judíos. Para 1890 sólo Gustavo Levy originario de Alemania estableció raíces definitivas en Monterrey conservando sus descendientes el recuerdo de su origen. Otros, como  Samuel Lederer procedente de Hungría y Daniel Guggenheim de Estados Unidos establecieron empresas mineras gracias a la política de fomento del gobierno porfirista. Con el inicio de la Revolución mexicana, el grueso de los extranjeros establecidos en México abandonaron el país.

Sin embargo, a pesar de la guerra civil, dos de los inmigrantes judíos que fincaron las bases para la formación de la contemporánea comunidad israelita de Monterrey llegaron en esa época. De Jacobo Saffir hay evidencias que en 1911 ya se encontraba en el país y Jacobo Lederbaum llegó en 1916. Antes de 1920 ambos ya estaban establecidos en Monterrey, el primero de ellos con su esposa y cinco hijos.

Y si en el período colonial la intolerancia religiosa europea expulsó a miles de individuos en busca de horizontes que les permitieran la práctica de su religión, en el siglo XX la inestabilidad política y económica ocasionadas por la Primera Guerra Mundial así como la discriminación e intolerancia a las minorías provocó una nueva emigración a América de cientos de miles de europeos y de individuos del Cercano oriente. Para el grueso de ellos Estados Unidos era la nueva tierra de promisión, con oportunidades de libertad personal y de progreso económico.

Sin embargo, después de recibir a más de 34 millones de migrantes entre 1842 y 1917, el gobierno norteamericano estableció un sistema de cuotas de procedencia nacional que canalizó a miles de personas a todos los confines del Hemisferio Occidental, puesto que en la nueva legislación se permitiría la entrada a Estados Unidos a aquellos extranjeros que hubieran radicado durante cinco años en cualquier país americano.

Así, varias decenas de miles de extranjeros se establecieron en México, país que mantuvo una política de puertas abiertas a la inmigración hasta finales de la década de 1920. Alemanes, italianos, japoneses, chinos, húngaros, ingleses, palestinos, libaneses, sirios, polacos, lituanos, rusos, cubanos llegaron al país y se establecieron a lo largo y ancho de México. En el Registro de Extranjeros que llevó a cabo el municipio de Monterrey en 1932, más de cinco mil extranjeros vivían en la ciudad, siendo 250 de ellos de religión judía.

La oleada inmigratoria judía a México procedente de Europa en esa década provino de países que se enfrentaban a crisis políticas y económicas provocadas por el fin de la Gran Guerra, el surgimiento de nuevas naciones, el desempleo, la falta de capacidad de la industria para absorber a los trabajadores y la falta de tierra. El nacionalismo extremo provocó acciones antisemitas y las condiciones de vida para los judíos fueron especialmente desesperadas en Europa Oriental, aún antes del ascenso de Hitler al poder en Alemania. Se establecieron impuestos discriminatorios en su contra, se realizaron boicots a su actividad económica, destrucción de sus propiedades y programas de exclusión promovidos por los gobiernos mismos. Tal fue la situación en Polonia, Rumania, Hungría, Latvia y Lituania, que dejó a la población judía como única alternativa la emigración.

Los judíos que arribaron al noreste del país en los años 1920 y 1930 eran en su mayoría inmigrantes de origen europeo oriental, sobre todo de Lituania, Polonia y Rusia, en donde se habían enfrentado a medidas antisemitas, discriminación y persecución. Y si bien hubo una presencia judía en Monclova, Piedras Negras, Saltillo, Villa Acuña, Nuevo Laredo, Torreón, Villa Frontera, Nueva Rosita, Matamoros, Reynosa, Tampico y Linares,  con el transcurso del tiempo los judíos de los poblados más pequeños que tuvieron interés en mantener su práctica religiosa emigraron hacia poblaciones en donde se hubieran establecido comunidades organizadas, como fue el caso de Monterrey, o bien a la ciudad de México.

Para 1924 alrededor de 30 jóvenes solteros y seis familias nucleares judías vivían en Monterrey y se abocaron a establecer una comunidad estructurada que brindara servicios religiosos y actividades recreativas y educativas. Una de las primeras instancias fue la apertura de una biblioteca que contó con una cincuentena de libros y periódicos en yidish –idioma de los judíos europeos derivado del alemán-. Para 1925 estableció el Club Social Hatikva –Esperanza en hebreo- que inició sus labores en diciembre de ese año alquilando un local en las calles de Isaac Garza y Zaragoza y que se convirtió en el centro de la vida judía en Monterrey. Sus servicios incluyeron clases de español para los nuevos inmigrantes, actividades culturales y recreativas y programas de estudio vespertino con contenidos judaicos para los niños que acudían a las escuelas de la localidad – especialmente la enseñanza del idioma yidish. Este esfuerzo educativo condujo al establecimiento del Colegio Hatikva (hoy Nuevo Colegio Israelita de Monterrey) en 1935.

A partir de 1936 una vez que el gobierno promulgó la nueva Ley de Población que cerró las puertas a la inmigración, el número de extranjeros que llegó al país se redujo considerablemente –si bien notable excepción fue la recepción de refugiados republicanos españoles-. Sólo familiares directos de aquellos judíos que ya tenían la residencia mexicana y pocos sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial llegaron a México y de éstos unos cuántos a Monterrey. En 1944 arribó el rabino Moisés Kaiman quien ha sido, hasta la fecha, el dirigente religioso de la comunidad israelita regiomontana.

Los inmigrantes extranjeros que llegaron a Monterrey se establecieron en vecindades y rentaron cuartos en el centro de la ciudad, en ocasiones arriba de negocios en donde se empleaban. El residir en el mismo barrio permitió a los recién llegados tanto comunicarse en su idioma materno como encontrar seguridad emocional, ayuda económica,  identidad y sentido de pertenencia en tanto se adaptaban a su nueva patria. Paulatinamente, algunos de los inmigrantes establecieron, al igual que los judíos, centros sociales propios, perdurando hasta nuestros días los clubes Alemán y Palestino-Libanés.

En los años 1940, conforme se urbanizó el poniente de la ciudad, las familias judías se establecieron en la colonia Vista Hermosa, en donde se construyó en la siguiente década el edificio que alberga tanto a la escuela como a la sinagoga y al club deportivo-social que hoy constituyen el Centro Israelita de Monterrey, A.C.

La comunidad judía está formada actualmente por alrededor de 120 familias, es decir, aproximadamente 500 personas, en su mayoría descendientes de aquellos inmigrantes que arribaron hace 80 años. Cuenta con los servicios religiosos propios, un cementerio en la colonia San Jorge y un colegio incorporado a la SEP que imparte los grados escolares de jardín de niños hasta tercero de secundaria. Y al igual que los demás descendientes de inmigrantes extranjeros que llegaron a la ciudad el siglo pasado, los miembros de la comunidad israelita están plenamente integrados a la vida económica, social y cultural de Monterrey, considerándose orgullosamente regiomontanos.

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Fuente: Artehistoria.com. Invasiones bárbaras. En You Tube: <http://www.youtube.com/watch?v=GfUXvTUOaPI&feature=player_embedded>

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Fuente: Artehistoria. Historia de España. En You Tube: <www.youtube.com/watch?v=YxgHC2xV-o4&NR=1>