De la Hermandad a ISIS

Ana Portnoy

A lo largo de la historia diversas religiones han considerado que herejes e infieles deben ser convencidos de una visión particular de la moralidad y la salvación del alma justificando la violencia en su contra como un designio divino. Las Cruzadas, la Inquisición, la Reforma y Contrarreforma y hoy en día el Estado Islámico de Irak y Siria son muestra de la violencia justificada a través de la religión.

La tolerancia a judíos y cristianos en Al-Andalus entre los siglos IX al XI permitió un florecimiento cultural y científico precursor del Renacimiento. Sin embargo al invadir España, los almohades y almorávides los persiguieron y masacraron, incluyendo a los mismos mahometanos dedicados a estudios calificados de profanos.

Hoy el fundamentalismo islámico es visto como el mayor peligro para la paz mundial, con atentados en los cinco continentes y la pretensión del establecimiento de un califato por parte de ISIS que ha masacrado no solo a yazidíes y cristianos, sino también a la población musulmana considerada apóstata o herética.

La primera organización islámica considerada terrorista es la Hermandad Musulmana fundada por Hassan al-Banna en Egipto en 1928 con el objetivo de establecer un estado musulmán universal regido por la ley coránica.

Su activismo político antibritánico y antisecular así como obras de caridad le atrajeron a miles de seguidores. Para los años 1940 tenía 500,000 miembros y sus metas se habían propagado por todo el mundo árabe.

En 1954, acusada de intentar asesinar al presidente Nasser, la Hermandad fue prohibida y miles de sus miembros encarcelados y torturados. La organización creció en la clandestinidad radicalizándose y abogando por el yihad –la guerra santa-. El Jihad Islámico y al-Qaeda se inspiraron en sus principios.

La expansión del islamismo se ha explicado como reacción contra la secularización de miles de musulmanes, sobre todo aquellos establecidos en Occidente; el atraso económico y las abismales diferencias sociales en los países islámicos; la corrupción de la mayoría de sus gobiernos; el fracaso del nacionalismo panárabe; y la oposición contra la forma de vida occidental, considerada impía, degenerada y pervertidora de la moral religiosa así como la alienación, pobreza o violencia en la que viven los jóvenes musulmanes en los países europeos.

Los grupos yihadistas tienen como principales objetivos recuperar la pureza de la fe y la forma de vida de los primeros siglos del islam así como el restablecimiento del califato, el imperio territorial sobre todas las tierras musulmanas en el que la ley coránica, sea la única fuente de derecho.

No importa cuánta sangre inocente se derrame.

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