¿Cuándo sube a su coche enciende de inmediato el radio? ¿Escucha los noticieros para enterarse de las noticias de última hora? ¿Tiene algún programa de comentarios que le entretenga mientras recorre el tráfico cada vez más complicado de la ciudad? ¿O alguna estación en especial para escuchar las novedades musicales? Esto, que nos parece tan natural e intrascendente, ha sido la posibilidad de poner al alcance de millones de personas información y entretenimiento que antes del siglo XX era impensable. El desarrollo de la radiodifusión modificó por completo la manera como si difundían las noticias y generó un acceso masificado no sólo a programas musicales o culturales, sino también a la mercadotecnia y consumo del mercado.
En la antigüedad, las noticias corrían de boca en boca, ya fuera a través del “chismorreo” entre vecinos, o por emisarios que volvían de los frentes bélicos para notificar sobre el desenvolvimiento de una guerra. Recordemos la carrera de 42 kms. que llevó a Filipides a Atenas con la buena nueva de la victoria griega contra los persas en Maratón en el año 490 aC. –murió al momento de exclamar “hemos vencido” en las puertas de la ciudad-. En caso de trasmitir malas noticias, muchas veces el portador de las mismas fue ejecutado al momento de pronunciarlas.
La información también recorría comarcas a través de las rutas comerciales. De boca en boca, ésta se embellecía o exageraba, generándose leyendas de lugares lejanos llenos de peligros, poblados por monstruos, ogros o dragones que asolaban regiones enteras y que ponían a prueba al más valiente; mitos de seres fantásticos como el unicornio que únicamente podría ser domesticado por una doncella; historias de sitios remotos repletos de riquezas, que despertaron la ambición de aventureros y exploradores, o la existencia del paraíso terrenal más allá de mares o montañas.
En la Edad Media los trovadores que recorrían las cortes europeas y que ensalzaban la belleza y gracia de la noble anfitriona que los acogía y el refinamiento de la corte que la rodeaba también cumplieron la función de heraldos, trasmitiendo, además de la poesía cortesana y los cantares de gesta, las noticias de los distintos reinos que habían recorrido. Hay que recordar que el acceso a la información escrita estaba restringido a personas que sabían leer, es decir, una pequeña minoría, por lo que la información se trasmitía oralmente y el conocimiento práctico de generación en generación.
A inicios del siglo XVIII las noticias empezaron a difundirse a través de la impresión de publicaciones periódicas, aunque otra vez, sólo accesibles a la población alfabetizada.
La aparición de la radio es producto del desarrollo tecnológico de finales del siglo XIX y las primeras dos décadas del siglo XX. Esta nueva forma de comunicación se ha caracterizado por ser un medio de información barato, con un largo alcance, transmisión instantánea y acceso a pobladores de lugares remotos.
La emisora KDKA en Pittsburg es considerada la pionera en radiodifusión, con un programa diario de 8:30 a 9:30 de la noche. Las primeras emisoras pertenecieron a las compañías eléctricas, que aprovechaban su alcance para que los oyentes compraran los novedosos receptores de radio. La compañía RCA englobó a las radioemisoras de Estados Unidos y agrupó a compañías de electrodomésticos como la Westinghouse, General Electric y AT&T, poniendo en marcha en 1920 el radio tal y como lo conocemos hasta hoy en día, convirtiéndose en el medio de información y recreación masivo por excelencia.
Durante los años de la guerra civil española y la Segunda Guerra Mundial la radio fue el medio por el cual la población en los cinco continentes se enteró, día a día, del desarrollo de los conflictos bélicos. Innumerables familias se reunieron por las noches para escuchar las transmisiones de la BBC de Londres y seguir el avance de los ejércitos, marcando en un mapa con alfileres el movimiento de las fuerzas armadas. La información radial fue más rápida y tuvo mayor difusión que la que publicaba la prensa. La población japonesa escuchó por primera vez la voz de su emperador cuando anunció la rendición de su país por radio el 2 de septiembre de 1945, casi un mes después del ataque nuclear contra Hiroshima.
Hoy la radio sigue siendo el medio de comunicación y recreación más popular, especialmente por su bajo costo, por su pequeño tamaño y por contar con transistores que permiten transportarlo con uno mismo. No debe sorprendernos que al igual que Franklin Roosevelt, quien sostenía una charla radiofónica con el público norteamericano que lo imaginaba sentado en una mecedora al lado de la chimenea, como si fuera una reunión entre amigos, distintos gobernantes tienen programas de radio que les permite acceso a un amplísimo auditorio.
Y a pesar de la expansión de la televisión, el cine, internet, videojuegos y mp3, la radio sigue siendo el medio de comunicación más accesible, más barato y más popular del mundo.