Hoy es historia: El gobierno del pueblo

Ana Portnoy

El Norte, Monterrey, N.L.,   31 de mayo 2016. Sección Vida, pág. 13.

Tras casi setecientos años de gobiernos aristocráticos, monárquicos o tiránicos, iniciando el siglo V aC. durante los años de las guerras contra los persas el legislador Solón reformó a la sociedad ateniense. Como toda la población del Ática participó en el esfuerzo bélico,  después de la victoria definitiva en el año 478 aC. se consolidó la noción de un gobierno conformado por todos los ciudadanos, ricos y pobres, aristócratas y campesinos. En tanto Esparta tuvo un régimen militarista y Tebas una monarquía, en Atenas surgió la noción de democracia entendida como el gobierno del pueblo.

La democracia griega se caracterizó por un Consejo (llamado Boulé) conformado por 50 representantes electos anualmente en cada una de las 10 regiones del Ática. Era obligatoria la participación de todos los ciudadanos y aquellos electos se abocaban cabalmente durante un año al servicio del estado recibiendo un pago simbólico.

La Boulé ejerció los poderes ejecutivo, legislativo y judicial y  en la toma de decisiones sobre leyes, economía, relaciones exteriores y orden público participaban los ciudadanos a los que se convocaba alrededor de 40 veces al año. La asignación de los puestos ejecutivos fue por sorteo, excepto los mandos militares y ante el Consejo tenían que rendir cuentas los magistrados.

Para ser ciudadano eran necesarias dos condiciones: tener más de 18 años -aunque los jóvenes empezaban a participar en la vida política a los 20, después de cumplir dos años de servicio militar- y ser hijo de padre y madre atenienses. Ni mujeres, esclavos o extranjeros tuvieron ese derecho.

Para la impartición de justicia existieron tribunales populares regidos por el concepto de igualdad entre los ciudadanos.  Legitimaron su actuación conforme la voluntad popular y no por decreto divino, a diferencia de las culturas que les fueron contemporáneas.

Pericles, el gran estadista que gobernó Atenas entre los años 460–429 aC. definió esta forma de gobierno:

“Tenemos un régimen político que no emula las leyes de otros pueblos y más que imitadores de los demás somos un modelo a seguir. Su nombre, debido a que el gobierno no depende de unos pocos sino de la mayoría, es democracia. En lo que concierne a los asuntos privados, la igualdad, conforme a nuestras leyes, alcanza a todo el mundo, mientras que en la elección de los cargos públicos, no anteponemos las razones de clase al mérito personal, conforme al prestigio de que goza cada ciudadano en su actividad; y tampoco nadie en razón de su pobreza, encuentra obstáculos, debido a la oscuridad de su condición social si está en condiciones de prestar un servicio a la ciudad”.

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