Arquitectura de barro cocido en zonas arqueológicas mesoamericanas

En Soledad de Maciel se halló el único edificio piramidal en Mesoamérica con una coraza de tierra cocida.

Yanireth Israde.

Reforma.com 25 de Julio 2011. <http://www.reforma.com/cultura/articulo/617/1233234/&gt;

Tancama

En la costa uno y en la serranía el otro. Los dos sitios prehispánicos que suma el INAH al patrimonio arqueológico, Soledad de Maciel y Tancama, son milenarios y sus pobladores se revelan como domadores de territorios e inventores de tecnologías.

En Soledad de Maciel, por ejemplo, se levantaron construcciones antisísmicas y se fabricaron también los primeros tabiques de Mesoamérica.

Ambos forman parte de las 10 zonas arqueológicas que el INAH abrirá durante el sexenio para conmemorar el Bicentenario.

Cuatro ya reciben visitantes y Tancama, en el corazón de la Sierra Gorda de Querétaro, comenzó a operar hace unas semanas, pero espera su apertura oficial.

Antes de finalizar el año se prevé inaugurar Soledad de Maciel, también conocido como Xihuacan, cuyo museo de sitio adelantó su estreno para mostrar, desde marzo, las más de 800 piezas que integran su acervo. Será el enclave prehispánico de mayor dimensión en la Costa Grande de Guerrero, con una ocupación de más de 3 mil años. Sólo su centro ceremonial cubre 29 hectáreas.

Apenas se excavó hectárea y media, sin embargo, los hallazgos han sido sorprendentes.

Un botón de muestra es el edificio piramidal principal o templo mayor de Xihuacan, único en Mesoamérica con una coraza de tierra cocida, detalla el arqueólogo Rodolfo Lobato, responsable de las investigaciones.

 «En Mesoamérica no habíamos detectado arquitectura en tierra cocida, que equivaldría a una cerámica, pero adecuada a los acabados exteriores de los basamentos».

Los pobladores de Xihuacan fabricaron también los primeros tabiques prehispánicos, que tenían una longitud de 50 centímetros y casi 30 centímetros de ancho.

 «Eso desmiente el mito de que el tabique llegó con los españoles a América», puntualiza.

 Construyeron además un centro ceremonial a prueba de sismos basado en una gran plataforma de adobes mampuestos, sobre la cual montaron las edificaciones.

 «Esta tecnología constructiva posiblemente respondió al epicentro que hay en la costa, donde tiembla mucho. El sistema mampuesto de adobes logra que cualquier estructura funcione de forma monolítica, como un solo cuerpo, entonces podemos hablar de una tecnología antisísmica».

Las sacudidas de la tierra importaban tanto como los movimientos celestes, según lo demuestra la ubicación del templo mayor en relación con el sol. Por eso Xihuacan recibió el nombre de «lugar de los poseedores de turquesa», que se traduce como «los que poseen el tiempo» o «los que controlan el calendario».

 Tancama se encuentra ligado también a los astros. En huasteco significa «Cerro de Fuego», denominación que recuerda la alineación del sol con la cima del Cerro Alto, cercano al sitio, y la ubicación de sus monumentos de acuerdo con equinoccios y solsticios, como ha dicho el arqueólogo Pablo López.

 Tenacidad huasteca

Tancama demuestra los alcances de la cultura huasteca, procedente de la Costa del Golfo, cuyos pobladores domaron la agreste Sierra Gorda de Querétaro.

La presencia huasteca en este centro ceremonial de 3.6 hectáreas fue una sospecha durante mucho tiempo. Ahora, tras años de investigación y excavaciones, puede considerarse un hecho, explica el arqueólogo Jorge Quiroz, quien coordina los estudios en el sitio que alcanzó su apogeo hace aproximadamente mil 500 años.

De características huastecas son los edificios redondos que se encontraron en este rincón serrano, la cerámica y los restos óseos de personajes de élite con deformación craneana intencional hallados en entierros individuales y colectivos. Al igual que en la Huasteca se han encontrado, además, mutilaciones dentales.

Tancama no tiene por lo pronto piezas arqueológicas en exhibición, aunque existe un proyecto para presentarlas en el Museo Regional de la Sierra Gorda, indica el especialista.

Luego de Tancama y Soledad de Maciel, se abrirán seis zonas: tres en Chiapas, una en Zacatecas, otra en Sonora y una más en Puebla.

Una condición primordial para abrir una zona arqueológica es que la tierra donde se encuentren monumentos prehispánicos sea de propiedad federal, advierte Salvador Guilliem, titular de la Coordinación Nacional de Arqueología de INAH.

 «Queremos evitarnos conflictos a futuro, que no aparezca después un dueño, un heredero de las tierras, que tampoco sean ejidales ni de propiedad común, no queremos reclamos, por eso nos interesa tanto el asunto de la tenencia.»

Fuente de la imagen:  INAH en el artículo original de Reforma.com

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