Hoy es historia: Siglo de genocidios

Ana Portnoy

El Norte, Monterrey, N.L., a 16  de octubre 2015. Sección Vida, pág.  17.

“La memoria implica el reconocimiento, el rescate del olvido, el compromiso con los hechos. La memoria motiva la responsabilidad con el futuro”.

Museo Memoria y Tolerancia, Ciudad de México.

El siglo XX se caracterizó por la violencia sistemática ejercida contra poblaciones civiles y justificada por razones étnicas, religiosas, políticas y culturales.

Genocidio quiere decir aniquilación sistemática y deliberada de un grupo social. En este 2015 se conmemoran 100 años del genocidio armenio, 70 del final de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto por el cual Hitler pretendió exterminar a los judíos y también 20 años de la masacre que soldados serbios-bosnio llevaron a cabo contra bosnios-musulmanes en Srebrenica con el argumento de limpieza étnica.

Los armenios, establecidos en el Cáucaso desde hace más de dos milenos, fue el primer pueblo convertido al cristianismo en el siglo IV y la fe ha jugado un importante papel en su historia y en su identidad cultural. Dominados por los turcos otomanos en 1453, dentro del imperio multicultural que éstos establecieron pudieron mantener sus creencias y costumbres.

Para la Primera Guerra Mundial Turquía era aliada de Alemania, Austria-Hungría y Bulgaria. El régimen de los Jóvenes Turcos, sobrenombre del partido nacionalista que detentaba el poder, aprovechó la coyuntura bélica e implementó una política de discriminación, intolerancia y finalmente aniquilamiento de la población armenia.

Hubo asesinatos en masa a lo largo del Éufrates, en Malatía, en el lago de Khazar, en la llanura Mush, alrededor de Bitlis y Seghert y en la provincia de Diyarbekir. Hubo campos de concentración en el desierto de Siria y en Deir es-Zor. Sin alimentos ni agua se abandonó a la población sobreviviente, compuesta sobre todo por ancianos, mujeres y niños. La mayoría murió por inanición. También se implementó un programa de conversión al islam de mujeres y niños, asesinando a los que se negaron a renunciar a su identidad religioso- cultural.

El número de víctimas se ha calculado entre un millón y medio y dos millones de personas.

La República de Turquía establecida en 1923 ha explicado la masacre de civiles como enfrentamientos interétnicos debidos al hambre y las enfermedades pero no ha admitido que hubo un plan de exterminio sistemático y premeditado por parte del gobierno.

Para Hitler, el desinterés internacional por ese genocidio fue un aliciente y al invadir Polonia en 1939 ordenó masacrar a la población declarando “¿Quién, después de todo, recuerda el exterminio armenio?”.

El afán de aniquilar al Otro persiste, a pesar de las lecciones de la historia. La matanza de cristianos y yazidíes considerados enemigos del Estado Islámico tiñe ya de sangre de civiles inocentes a este siglo XXI.