Ana Portnoy
El Norte, Monterrey N.L.,edición virtual, 23 de septiembre 2015.
El 13 de mayo de 1846 estalló la guerra mexicano-norteamericana bajo el argumento del Presidente James Polk que el ejército mexicano había iniciado las hostilidades al cruzar el río Nueces, entonces el límite entre el estado de Texas, incorporado a Estados Unidos en 1845, y México.
Sin embargo, esta injusta guerra en la que nuestro país perdió el 55% de su territorio fue provocada por la ambición expansionista del país vecino que a través de la doctrina del Destino Manifiesto justificaba que su espacio continental abarcaba de océano a océano y en un momento en que se convertía en el destino de miles de europeos que huían del viejo continente por el crecimiento demográfico y las crisis económicas. Además, la fiebre del oro empujaba a colonos y gambusinos en la conquista del oeste y sin haber logrado convencer a México que vendiera sus territorios norteños, la única forma de apropiación sería a través de las armas.
Mientras que Estados Unidos se abocó a ganar la guerra logrando unidad de mando en cada campaña, México se enfrentaba a la defensa territorial en una situación crítica provocada por una larga anarquía interna, insurrecciones regionales y levantamientos indígenas además de falta de dinero, armas y soldados.
La campaña Río Bravo-Saltillo encabezada por el general Zachary Taylor, instigador de la guerra, le dio al ejército norteamericano el predominio en los estados de Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León asegurado el desembarco en la costa del Golfo para el avance a la capital. En este contexto la Metropolitana Ciudad de Monterrey cumplió 250 años de su fundación el 20 de septiembre de 1846: fortificada por órdenes del general Pedro Ampudia y sitiada por el ejército invasor. Ese día por la tarde el Gral. Worth condujo a sus tropas -6,500 soldados- hacia el cerro del Obispado y al amanecer del día 21 iniciaron los combates en El Fortín y la Tenería. El ejército defensor contó con 5,600 hombres.
La batalla de Monterrey duró 4 días. Los combates llegaron a librarse casa por casa, con una valerosa resistencia de los regiomontanos incluyendo a mujeres como María Josefa Zozaya, de cuya participación queda el testimonio de José Sotero Noriega – “El sitio de Monterrey en 1846” incluido en el texto Nuevo León ocupado de Miguel Ángel González Quiroga y César Morado-: “Sublime como las heroínas de Esparta y de Roma, y bella como las deidades protectoras que se forjaban los griegos [quien] se presenta … entre los soldados que peleaban en la azotea; los alienta y municiona; les enseña a despreciar los peligros. La hermosura y la categoría de esta joven Ie comunicaban nuevos atractivos: era necesario vencer para admirarla, o morir a sus ojos para hacerse digno de su sonrisa. ¡Era una personificación hermosa de la patria misma: era el bello ideal del heroísmo con todos sus hechizos, con toda su tierna seducción!“.
Aunque la defensa de Monterrey fue heroica, la ciudad capituló el 24 de septiembre.
A pesar del heroísmo mexicano en las batallas de Churubusco y Molino del Rey y la defensa del Colegio Militar en Chapultepec un año después, la ciudad de México fue ocupada por los estadounidenses.
Por el Tratado de paz Guadalupe Hidalgo México cedió a Estados Unidos los territorios de California, Nevada, Utah, Nuevo México, partes de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma fijándose la frontera en el Río Bravo. A su vez Estados Unidos pagó 15 millones de dólares por daños al territorio mexicano durante la guerra. No sería expolio sino compensación.
Habría que ver y bajo qué condiciones se hizo ese tratado. Los historiadores serios dicen que lo que hizo EUA fue el robo no del siglo sino de la historia. Ahora, la tierra reclama a sus hijos y apenas los estadounidenses están pagando el precio de ese robo, la tierra y la historia le están pasando la factura de esa osadía. Que paguen, si no con sangre sí con empleos y dólares a los mexicanos migrantes que han hecho de USA su segunda tierra, pueden decidir una elección presidencial y sostienen económicamente a su economía. La cosa es la amenazante migración china a USA y el regreso de millones de mexicanos a México sin empleo, sin pensión, enfermos y con hijos.