México: textos novelados sobre la Independencia y el siglo XIX

Aguirre, Eugenio. Hidalgo, entre la virtud y el vicio. México: Planeta. 2009.

_____________. Victoria. México: Joaquín Mortiz. 2008.

Arenas, Reinaldo. El mundo alucinante. España: Tusquets. 1997.

Beltrán, Rosa. La corte de los ilusos. México: Planeta-Conaculta. 2007.

Del Palacio, Celia. Leona. México: Suma de letras. 2010.

Del Paso, Fernando. Noticias del Imperio. México: Mondadori. 1987.

Domínguez, Christopher. Vida de Fray Servando. México, Ediciones Era-CONACULTA-INAH,  1997.

Ibargüengoitia, Jorge. Los pasos de López. México: Joaquín Mortiz. 1987.

Mastretta, Ángeles. Mal de amores. México: Alfaguara. 1997.

Meyer, Jan. El camino de Baján. México: Tusquets. 2009

Molina, Silvia. Matamoros: El resplandor de la batalla. México: Grijalbo Mondadori. 2010.

Orozco, Rebeca. Tres golpes de tacón. México: Planeta. 2009.

Palou, Pedro Ángel. Morelos, morir es nada. México: Planeta. 2007.

Pascual, Carlos. La insurgenta. México: Grijalbo. 2009.

Parra, Eduardo Antonio. Juárez, el rostro de piedra. México: Editorial Grijalbo. 2009

Serna, Enrique. El seductor de la Patria. México: Joaquín Mortiz. 2001.

Obras de teatro.

Usigli, Rodolfo. Corona de sombras. México: Porrúa. 2002.

Leñero, Vicente. Martirio de Morelos. México: Seix Barral. 1983.

Bajan a héroes de su pedestal

Desmitifican a los personajes históricos. Muestran en libros, novelas y películas lado humano de los próceres patrios.

Abraham Vázquez

El Norte, Monterrey, N.L., 13 de septiembre de 2010. Sección Vida, pág. 9

<http://www.elnorte.com/libre/online07/edicionimpresa/default.shtm?seccion=nacional&gt;

No hay pedestal que dure 100 años, ni héroe que lo resista.

Los mayores lo recordaran: hace años era incorrecto verle los defectos a los héroes patrios, era imposible preguntar por los hijos de Miguel Hidalgo y Costilla y hasta era motivo de censura dirigirse con humor a los próceres de la Patria…

Hoy, sin embargo, los tiempos han cambiado.

ADIÓS A LOS MITOS

En este Bicentenario de la Independencia todo es muy diferente.

Basta asomarse a una librería, ir al cine o encender la televisión para darse cuenta de que la historia de bronce, aquella en la que los héroes eran casi santos laicos como aparecen en sus estatuas, es cosa del pasado.

Investigadores, escritores, guionistas, novelistas, cineastas y artistas en la actualidad indagan la cara oscura del poder que dominó los destinos del País, revisan los mitos y lanzan dardos de humor para devolver a los héroes patrios a una dimensión más humana.

«Ya no queremos héroes con alas de oro, todos son seres humanos con pies de barro», explica Lino García, profesor emérito de literatura hispánica de la Universidad de Texas-Pan American.

«En cierto sentido se destruye cierta aura de heroísmo que tenemos que impartir en los jóvenes para que tengan una imagen respetuosa del pasado, pero al mismo tiempo estamos pidiendo más realidad cruda ante los eventos históricos que están llegando hoy. Es la época nuestra, no digo que es buena o mala, ésa es la realidad»…

El éxito comercial de este tipo de publicaciones es muestra de que hay un interés del público hacia las revisiones de los mitos históricos…

«¿Por qué poner a los grandes héroes de la Independencia o de la Revolución en nichos o en capillas inaccesibles como si fueran hombres perfectos que no tienen debilidades como cualquier otro mortal? Por supuesto que tienen sus debilidades», dijo Martín Moreno en un video difundido desde la página oficial del libro.

NUEVAS FACETAS DE LA HISTORIA

El fenómeno por revisar la historia no es nuevo. Hay antecedentes en los 60 y 70, como del entrañable Jorge Ibargüengoitia, quien hizo la parodia de la novela de la Revolución Mexicana en Los Relámpagos de Agosto y retrató con humor a los independentistas en Los Pasos de López; además de las tiras de Eduardo del Río, «Rius».

En años recientes han aparecido investigaciones y novelas históricas hechas al margen de la historia oficial, como la monumental investigación Conservadurismo y Derechas en México, de la historiadora Erika Pani; y novelas como Juárez. El Rostro de Piedra, de Eduardo Antonio Parra.

Sin embargo, la conmemoración del Bicentenario parece acentuar más esa tendencia a revisar la historia…

La revisión de los mitos, el rescate de nuevos materiales sobre la historia y sus personajes y el mostrar nuevas facetas desconocidas puede contribuir a abrir otras ventanas para asomarse a la historia.

«Es brindar información ‘nueva’, no conocida hasta este momento, sobre personas que desde su espacio fueron testigos y protagonistas de esos momentos, y cuya voz fue silenciada desde diferentes instancias del poder, o bien, que por diversos motivos se mantenía hasta el momento desconocida», dice Gerardo Salvador González Lara, profesor del Departamento de Estudios Humanísticos del Campus Monterrey, adscrito a la Cátedra de Investigación Memoria, Literatura y Discurso.

«Nos brinda el reto de proponer nuevas reflexiones en miras a cuestionar otras versiones de la historia», agrega.

Cada generación escribe su historia. La generación del Bicentenario de la Independencia ya habló. A los futuros mexicanos les corresponderá juzgar o desacralizar lo que se escribió en este tiempo. Ésa es una máxima de la historia.

Hacen best sellers a libros históricos

Venden librerías unos 500 ejemplares sobre historia al mes. Casas editoriales publican cada mes al menos un libro sobre personajes del pasado mexicano.

Olivia Guzón

El Norte, Monterrey, N.L., 13 de septiembre de 2010. Sección Vida, pág. 11

<http://www.elnorte.com/libre/online07/edicionimpresa/default.shtm?seccion=nacional&gt;

La euforia por la historia que ha traído la celebración del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución ha llegado a las casas no sólo a través de eventos, películas y programas de televisión, sino también a través de libros.

Ante el renaciente interés de las personas por la historia de México, las casas editoriales no se quedaron atrás.

«La mayoría de las novedades que han estado sacando las editoriales son sobre historia de México; sacan por lo menos un libro al mes», dijo Liliana Rodríguez, jefa de la librería Ghandi.

Las ventas de estos libros han aumentado tanto que ahora las librerías han dedicado un espacio especial para exhibir estas novedades…

Al grado que, a pesar de ser libros de historia, ahora son considerados de moda.

«Todos buscan estos libros», dijo Marcelo Leija, vendedor de piso de la librería Porrúa, «los jóvenes por su inquietud, los ancianos porque están más familiarizados con el tema y los maestros porque son parte de su respaldo académico».

De acuerdo con librerías locales, las novelas históricas son las que, por su mezcla de ficción y realidad, encabezan la lista.

«Se venden más porque son lo más light y lo más accesible», comentó Rodríguez.

«La que más se ha vendido es Pobre patria mía (de Pedro Ángel Palou), que cuenta la historia de Porfirio Díaz, pero de manera muy sencilla y en primera persona».

También se destacan entre los lectores los libros que cuentan la historia no oficial, aquellas investigaciones que muestran el lado turbio de los héroes nacionales y que, por lo mismo, son omitidas regularmente en la educación escolar.

«El de Camino a Baján (de Jean Meyer) me gustó porque cambia la historia» , comentó Nereo Guerrero, de 76 años. «Siempre hemos visto a Hidalgo como guerrillero, valiente, noble y cura, pero aquí se muestra que Allende lo tuvo que frenar cuando atacaron la Alhóndiga de Granaditas porque quería matar a todos los españoles que estaban ahí.

«Yo no sabía eso, esto es una versión nueva para mí, eso me hace que me cuestione si la historia que conozco es 100 por ciento confiable», añadió.

Pero no todo es simple entretenimiento, con el fin de prepararse académicamente algunos lectores buscan libros de corte biográfico.

«La diferencia está en que las personas mayores, como siempre han consumido este tipo de literatura, buscan novelas de personajes que no son tan conocidos como Miramón y Leona, en cambio los jóvenes buscan libros sobre personajes más conocidos como Porfirio Díaz y Carranza», dijo Rodríguez…

Ya sea moda o verdadero interés, un libro siempre es una buena opción para conocer la historia.

«Vivimos un momento que debería prestarse a la reflexión y estos libros (de corte histórico) son un buen reflejo del pasado y de hacia a dónde vamos», dijo Daniel de la Garza, de 27 años, aficionado a la historia.

De moda

Éstos son los libros más vendidos inspirados en la historia de México:

· Pobre patria mía, de Pedro Ángel Palou (2010).

· Arrebatos carnales, de Francisco Martín Moreno (2009).

· Leona, de Celia del Palacio Montiel (2010).

· El misterio del águila, de Juan Manuel Zunzunegui (2010).

· El brigadier. Mi destino: la Independencia de México, de Jorge Zarzosa Garza (2009).

· Hidalgo, entre la virtud y el vicio, de Eugenio Aguirre (2009).

· Tres golpes de tacón, de Rebeca Orozco (2009).

· Camino a Baján: Una viva recreación de las batallas y la agitada travesía del cura Hidalgo en la Independencia de México, de Jean Meyer (2010).

· La cena del bicentenario, de Héctor Zagal (2009).

· La Insurgenta, de Carlos Pascual (2010).

· Díaz y Madero: La espada y el espíritu, de Armando Fuentes Aguirre «Catón» (2010).

· Porfirio Díaz: Del héroe al dictador, de Paul Garner (2010).

· Matamoros: El resplandor de la batalla, de Silva Molina (2010).

Manuel Payno: un prohombre en la frontera

Antonio Guerrero Aguilar

Cronista de la Ciudad de Santa Catarina

Para conocer el maravilloso siglo XIX, es necesaria la lectura acerca de la obra del literato, escritor, viajero, militar, funcionario público, educador y ex secretario de Hacienda,  Manuel Payno es muy importante para conocer la vida y las costumbres del siglo XIX. Su manera de narrar, escribir y sobre todo, su vida llena de acontecimientos que lo ligan de una u otra forma con la historia de México. La imagen testimonial que Manuel Payno elaboró acerca sobre la vida y las costumbres de México decimonónico, así como del noreste mexicano, son aportes significativos a las letras mexicanas para conocer y entender mejor nuestra historia. Si alguien conoció y vivió plenamente el siglo XIX, ese fue sin duda Manuel Payno.

Manuel Payno y Flores nació el 28 de febrero de 1820 en la ciudad de México, hijo de José Manuel Payno y Bustamante y de María Josefa Cruzado.   Por línea paterna estaba emparentado con el general Anastasio Bustamante. Se puede decir que nuestro biografiado es uno de los escritores que más vivió intensamente el siglo XIX. Fue meritorio en la Aduana de México en 1834, diputado al Congreso de la Unión, diplomático, Ministro de Hacienda en dos ocasiones, Senador y Presidente de la Cámara Alta, catedrático de historia de México y fundador de la Escuela Nacional Preparatoria, conspirador en el Plan de Ayutla y participante en el golpe de estado a Ignacio Comonfort con el Plan de Tacubaya, liberal moderado, simpatizante de Maximiliano de Habsburgo y posteriormente patriota con la causa republicana en los primeros años de la presidencia del General Porfirio Díaz.

Autor de una buena cantidad de obras literarias e históricas. Sobresalen Los bandidos de Río Frío, tal vez el estudio costumbrista más  amplio que existe en la literatura mexicana, El Fistol del Diablo, El hombre de la situación, El libro Rojo entre otros más.

Entre 1837 y 1844 radicó en la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, a la que llegó junto con Guillermo Prieto. Ahí trabajó como empleado aduanal, luego como contador en la misma dependencia y en 1840 como secretario particular de Mariano Arista en el Ejército del Norte que tenía precisamente su cuartel general en ese puerto fronterizo, llegando a alcanzar el grado de teniente coronel. Desde 1838 empezó a contribuir con narraciones cortas para varios periódicos, revistas y publicaciones de la ciudad de México. En pocas palabras, su vocación literaria se forjó en la frontera aledaña al Río Bravo o Grande del Norte.

En 1839 emprendió un viaje  hacia el Presidio de Río Grande, actual Guerrero, Coahuila, por lo que conoció varios puntos río arriba: Reynosa, Camargo, Mier, Revilla (actual Guerrero Viejo) y Laredo que en ese entonces aún pertenecía a Tamaulipas.  El escritor nos cuenta en sus crónicas,  que sus impresiones de viaje, fueron anotadas en su cartera y las enriqueció con entrevistas personales de los habitantes de la región.

En una de sus relatos, nos dice que llegó a los diecinueve  años, montado en un alazán tan flaco como brioso, una espada tan larga como desafilada, unas pistolas de media vara de largo que habían pertenecido a su abuelo y una cabeza llena de pensamientos románticos.

En 1886 Payno fue nombrado cónsul mexicano en Santander, España y luego pasó con el mismo cargo a Barcelona en donde permaneció cinco años. Aprovechó su estancia para recorrer las principales ciudades europeas. Regresó a México en 1894 en donde volvió a ocupar un escaño en el Senado de la República, en donde fue elegido presidente, cargo equivalente para la época como de vicepresidente del poder ejecutivo. Sus últimos días los pasó en San Angel, en donde murió el 4 de noviembre de 1894.

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