Por medio de la resolución 60/7 del 1o. de noviembre de 2005, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas estableció que el día 27 de enero de cada año se recuerde a las víctimas del Holocausto y de otros genocidios con el fin de mantener viva la memoria de los millones de víctimas tanto de las atrocidades nazis como de la violencia sistemática ejercida por el hombre contra el hombre en todos los continentes.
Hace 68 años en ese día el campo de concentración y exterminio de Auschwitz fue liberado por el ejército soviético encarando el mundo las atrocidades cometidas y justificada por una ideología racista y ultranacionalista, atrocidades ya conocidas por aquellos que habían logrado escapar pero cuyos testimonios fueron ignorados o minimizados deliberadamente.
A través de esta conmemoración debemos cobrar conciencia de las lecciones que no aprendemos, puesto que en la historia reciente hemos sido testigos, la mayoría silenciosos, de otras masacres y políticas discriminatorias que atentan contra la vida y la dignidad de nuestros congéneres.
Sólo a través de la educación para la convivencia pacifica, el desarrollo del pensamiento crítico y la responsabilidad social podremos prevenir la intolerancia y la violencia que esta justifica. Bien lo dijo Gandhi «no busques el camino para la paz, la paz es el camino».
El poeta republicano español León Felipe, asilado en México en 1938, escribió este poema sobre el horror del Holocausto:
Auschwitz
(A todos los judíos del mundo, mis amigos, mis hermanos)
Esos poetas infernales,
Dante, Blake, Rimbaud…
Que hablen más bajo…
¡Que se callen!
Hoy
cualquier habitante de la tierra
sabe mucho más del infierno
que esos tres poetas juntos.
Ya sé que Dante toca muy bien el violín…
¡Oh, el gran virtuoso!…
Pero que no pretenda ahora
con sus tercetos maravillosos
y sus endecasílabos perfectos
asustar a ese niño judío
que está ahí, desgajado de sus padres…
Y solo.
¡Solo!
Aguardando su turno
en los hornos crematorios de Auschwitz.
Dante… tú bajaste a los infiernos
con Virgilio de la mano
(Virgilio, «gran cicerone»)
y aquello vuestro de la Divina Comedia
fue un aventura divertida
de música y turismo.
Esto es otra cosa… otra cosa…
¿Cómo te explicaré?
¡Si no tienes imaginación!
Tú… no tienes imaginación,
acuérdate que en tu «Infierno»
no hay un niño siquiera…
Y ese que ves ahí…
Está solo
¡Solo! Sin cicerone…
Esperando que se abran las puertas del infierno
que tú ¡pobre florentino!
No pudiste siquiera imaginar.
Esto es otra cosa… ¿cómo te diré?
¡Mira! Este lugar donde no se puede tocar el violín.
Aquí se rompen las cuerdas de todos
los violines del mundo.
¿Me habéis entendido, poetas infernales?
Virgilio, Dante, Blake, Rimbaud…
¡Hablad más bajo!
¡Tocad más bajo!…¡Chist!…
¡¡Callaos!!
Yo también soy un gran violinista…
Y he tocado en el infierno muchas veces…
Pero ahora aquí…
Rompo mi violín… y me callo.
Fuente: León Felipe <http://amediavoz.com/felipe.htm#AUSCHWITZ>